El sábado por la tarde, la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris habló sobre su vida y logros en la Casa Blanca durante un festival cultural de personas negras en Nueva Orleans. Este tipo de eventos son frecuentes para Harris desde que asumió su cargo hace tres años y medio. Sin embargo, últimamente ha atraído más atención de los reporteros debido a que los demócratas en Washington consideran reemplazar a Joe Biden, de 81 años, como candidato del partido para las elecciones de noviembre tras su mal desempeño en un debate contra Donald Trump.
Harris instó a la multitud a no escuchar a los detractores y defendió a Biden, argumentando que su historial no debería verse empañado por 90 malos minutos. A pesar de la presión creciente para que Biden se retire, Harris ha sido considerada por algunos demócratas de alto perfil como la sucesora natural. El congresista Adam Schiff mencionó que Harris “muy bien podría ganar claramente” a Trump, mientras que otros posibles reemplazos incluyen a varios gobernadores y al secretario de Transporte, Pete Buttigieg.
Harris y su equipo han evitado especular públicamente sobre estas posibilidades, aunque son conscientes de las conversaciones. Algunos demócratas sugieren que pasar por alto a Harris podría causar divisiones internas. Los republicanos también se preparan para una posible candidatura de Harris, con el senador Lindsey Graham advirtiendo sobre su potencial como candidata.
A pesar de los bajos índices de aprobación y una campaña presidencial fallida en 2020, Harris ha encontrado un papel como defensora del derecho al aborto y otros temas que resuenan entre los votantes jóvenes. Sin embargo, sus índices de aprobación siguen siendo bajos y su capacidad para vencer a Trump sigue siendo incierta.
En última instancia, los votantes demócratas parecen más centrados en evitar un segundo mandato de Trump, independientemente de quién sea el nominado del partido. Con información de BBC News