El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, se reunió el lunes con el líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, para llegar a un acuerdo sobre el aumento del techo de la deuda. La discusión fue “productiva” pero no condujo a una solución inmediata, mientras se avecina un impago de Estados Unidos en diez días
Mientras se acerca un posible default estadounidense, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el líder opositor Kevin McCarthy quisieron creer que el lunes 22 de mayo encontrarían una salida a la crisis, pero sus desacuerdos aún no han sido superados.
“Acabo de completar una reunión productiva” con el jefe republicano de la Cámara de Representantes, aseguró Biden en un comunicado. Además, pidió negociaciones “de buena fe” para encontrar un compromiso presupuestario. Reconoció la persistencia de “diferencias” que los equipos de los dos hombres deberán limar, en muy poco tiempo.
La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, recordó lo que estaba en juego en la reunión. Este lunes enfatizó, una vez más, que era “muy probable” que Estados Unidos se encontrara sin dinero público después del 1 de junio.
El presidente estadounidense aseguró, al recibir al jefe de la Cámara de Representantes en el Despacho Oval, que se mostró “optimista” sobre la posibilidad de un “avance” al término del encuentro.
“No tenemos acuerdo, pero sí una discusión productivaen las áreas donde tenemos diferencias de opinión”, estimó McCarthy al final de la reunión. “Creo que el tono de esta noche fue mejor que en cualquier momento anterior”, agregó, pero “todavía tenemos diferencias filosóficas”.
El presidente de los EE. UU., Joe Biden, dialoga sobre el límite de la deuda con el presidente de la Cámara de EE. UU., Kevin McCarthy, en la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington el 22 de mayo de 2023. © Leah Millis / Reuters
Los dos hombres, que ya se han visto dos veces en dos semanas con otros líderes parlamentarios, esta vez se encontraron cara a cara. La reunión tenía como objetivo relanzar las discusiones a nivel de los equipos de asesores, que se habían tensado este fin de semana, en ausencia de Biden.
El demócrata de 80 años, que regresó el domingo de la cumbre del G7 en Japón, tenía planeado originalmente extender su gira diplomática por Oceanía, pero el embrollo político-presupuestario en Washington lo obligó a acortar su viaje.
Rehén
Para eliminar el riesgo de quiebra, el Congreso — con el Senado en manos de los demócratas y la Cámara de mayoría republicana— debe votar para elevar el techo máximo autorizado de la deuda pública. Los republicanos exigen, para dar luz verde, una fuerte reducción del gasto público. Biden, quien está haciendo campaña para la reelección en 2024 con un compromiso de justicia social, se opone.
Antes de la reunión, ‘CNN’ interrogó a McCarthy sobre el posible acuerdo. En un tono optimista, el republicano aseguró: “Lo que hemos negociado será visto por la mayoría de los republicanos como la solución correcta para volver al camino correcto”.
El presidente estadounidense le dijo el lunes que ciertamente estaba a favor de una reducción del déficit, pero que era necesario “interesarse en las lagunas fiscales y asegurarse de que los ricos paguen su parte justa” de impuestos.
El “techo de la deuda”, más de 31 billones de dólares —un récord en el mundo— se alcanzó hace varios meses, pero hasta ahora el Gobierno federal maneja la situación a través de arbitrajes contables.
En caso de incumplimiento, Estados Unidos ya no podría pagar a los tenedores de bonos del Tesoro, las inversiones financieras globales por excelencia. El Gobierno tampoco podía seguir pagando ciertos sueldos de funcionarios públicos, ni pensiones para veteranos, entre otros. Las consecuencias para la economía estadounidense y mundial serían catastróficas, advierten muchos economistas.
Constitución
Entonces, ¿quién cederá primero? ¿El presidente estadounidense, que sabe bien que una recesión, cualquiera que sea su génesis política, comprometería sus posibilidades de reelección? ¿O Kevin McCarthy, cuyo puesto depende de un puñado de funcionarios electos radicales, que le piden, como el expresidente Donald Trump, que no se “doblegue”?
El ala izquierdista del Partido Demócrata presiona a Biden para que se abra paso invocando la enmienda 14 de la Constitución estadounidense, que prohíbe “cuestionar” la solvencia de la primera potencia mundial.
En este caso, el Gobierno emitiría nuevos préstamos, como si el techo de la deuda no existiera. Sin embargo, esta estrategia está plagada de peligros legales, especialmente al hacerle frente a una Corte Suprema firmemente anclada en la derecha, como lo hace Biden.
Con AFP