Nueva York, EE.UU. – Taylor Swift ha culminado su último concierto en el estadio de Wembley en Londres, marcando un hito en su aclamada gira “The Eras Tour”. Con 18 presentaciones restantes en Estados Unidos y Canadá entre octubre y diciembre, Swift se prepara para cerrar el año con unas ganancias sin precedentes en la historia de la música. A pesar de que su equipo aún no ha revelado cifras oficiales, se estima que la gira podría recaudar más de 2.500 millones de dólares, superando ampliamente el récord anterior de Elton John.
La revista Forbes ya ha reconocido a Swift como una de las mujeres más ricas de Estados Unidos, con un patrimonio neto estimado en 1.300 millones de dólares en abril de 2024. Lo más destacable es que toda su fortuna proviene exclusivamente de su música, una hazaña única en comparación con otras figuras del entretenimiento.
Además del éxito en su gira, el lanzamiento cinematográfico de The Eras Tour generó 267 millones de dólares en taquilla a nivel mundial. Su último álbum, The Tortured Poets Department, también ha sido un éxito rotundo, vendiendo más de 2,47 millones de copias en Estados Unidos.
Una estrategia de control total y sin compromisos
Swift ha decidido controlar cada aspecto de su carrera, desde las regrabaciones de sus primeros seis álbumes hasta evitar asociaciones comerciales que podrían comprometer su imagen. Tras el incidente con Scooter Braun y la venta de los másteres de sus álbumes, Swift ha demostrado una vez más que está comprometida con mantener el control total de su trabajo.
Aunque no ha firmado contratos publicitarios en los últimos años, su influencia sigue siendo colosal. Su relación con el jugador de la NFL Travis Kelce, por ejemplo, ha incrementado las ventas de camisetas de los Kansas City Chiefs en un 400% y ha elevado significativamente el interés en el fútbol americano entre los millennials y la generación Z.
El legado de una superestrella inalcanzable
Swift también ha sabido manejar su imagen pública con destreza, eligiendo cuidadosamente sus apariciones y manteniendo un perfil más bajo fuera de los escenarios. Su estilo, tanto en la gira como en su vida cotidiana, refuerza su narrativa de accesibilidad y autenticidad, evitando el lujo ostentoso en favor de una conexión más genuina con sus seguidores.
Con su éxito, Taylor Swift ha demostrado que no necesita asociaciones externas para consolidar su imperio. Como señala Yeray S. Iborra, autor de Fenómeno Taylor Swift, “No hay ninguna marca más grande y reconocida que la marca Taylor Swift”.
