Diego A. Sosa
Una de las desmotivaciones más frecuentes llega cuando nos concentramos en ser perfectos en lo que somos débiles. Luchar contra la corriente no es tan sabio como buscar otro camino para llegar al destino que nos hemos trazado… un camino en el que podamos poner en ejecución nuestras fortalezas.
El pingüino aparenta ser un error de la naturaleza. Nace como ave y tiene plumas. Sus patas cortas, cuerpo desproporcionado y las alas pequeñas no le permiten levantar vuelo. No le dieron nada bueno, todo fue equivocado… ¡Aparentemente!
Este animal es el rey de la adaptación. Es un ejemplo a seguir por los que creen que no pueden logar algo… lo importante es saber qué deseamos. Muchos se interesan en alcanzar lo que los otros hacen y se desenfocan en su objetivo real.
Querer volar no es la meta de los pingüinos, sino vivir. Sus alas no les sirven para levantar el vuelo, pero las convirtieron en aletas para “volar” dentro del agua llegando a alcanzar velocidades de hasta 60 Km/h. Sus patas no les son buenas para desplazarse en tierra, pero las usan como un infalible timón dentro del agua que les sirve para hacer movimientos maravillosos para escapar de sus depredadores o conseguir su comida. Su plumaje es demasiado pesado para el vuelo, pero lo aprovechan al máximo para defenderse de las bajas temperaturas de la región donde viven.
Un animal pequeño y con tantas contrariedades no está en peligro de extinción y por el contrario, representa un ejemplo a seguir hasta para el desarrollo de la humanidad. ¿Quién pudiera pensar ahora que es un error de la naturaleza?
Hacer las cosas como lo hacen los demás no es de sabios. Es como andar siempre el camino que otros recorrieron… sólo llegaremos a donde los demás llegaron, lo único es que siempre arribaremos después que ellos. No es que siempre hay que inventar un nuevo camino, la idea es aprovechar lo que otros hicieron y seguir desarrollando. A todos los inventores los han rechazado por su comportamiento emprendedor, y luego los hemos reconocido.
Una jirafa nunca podrá volar, eso no le preocupa. Lo importante para ella es comer en las circunstancias que le toca vivir. El pingüino que intente alimentarse de hojas que están en la copa de los árboles morirá de hambre… a menos que le pague a una jirafa para que le baje la comida.
Hay personas que se pasan la vida quejándose de la mala suerte de no haber nacido con tal o cual cosa, nunca se concentran en ver las tantas otras que tienen que millones desearían poseer. Llegan al final de sus vidas para darse cuenta que nadar contra la corriente no les permitió avanzar, que sus fortalezas eran caminar y escalar.
Uno de los principales problemas que tenemos nace de querer compararnos con otros. Desde pequeños nos ponen bardas para saltar: Lo que han logrado o quisieron lograr nuestros padres y hasta abuelos; lo que hacen nuestros familiares contemporáneos; los mejores de la escuela o en el deporte u otra actividad extracurricular son la medida a vencer; los modelos típicos de la sociedad, como los niños llamados superdotados; lo que hacen los famosos; etc.
Olvidarnos de las comparaciones nos ayudará a encontrar nuestro propio camino… no es que no los usemos como referencia o inspiración, es que no tratemos de competir. La idea es ser mejores que nosotros mismos, no que los demás… eso llegará como consecuencia.
FRASE DE LA SEMANA
“Concentrarme en mis desventajas sólo me lleva a ser menos desventajado; aprovechar mis fortalezas me hace mejor.”