A pesar de que es tradición de amanecer celebrando la llegada del año nuevo, trabajadores formales e informales y propietarios de pequeños comercios llegaron temprano a sus puestos de trabajo, muchos con sus rostros marcados por la falta de sueño o los estragos de la ingesta de alcohol.
Aunque el tránsito era reducido, muchas personas se transportaban a sus centros de trabajo o a abrir sus negocios, los primeros para cumplir con sus obligaciones laborales y los segundos, para aprovechar que los grandes centros comerciales estaban cerrados.
En el kilómetro 9 de la autopista Duarte se sentía el “jolgorio” de los vendedores establecidos y otros que ofrecían sus mercancías de manera ambulante a quienes caminaban por el lugar para abordar un carro público o tomar el Metro de Santo Domingo que ofrecía sus servicios de manera normal.
Dinamismo
El dinamismo del comercio, aunque se mantuvo por las fiestas navideñas, disminuyó a final de año respecto a lo que se observó para la cena de Nochebuena.
Las compras se notaron más lentas ya que la tradición es que las familias realicen sus compras generales de ropa, comida y regalos ante de la Nochebuena; para Año Nuevo realizan una comida sencilla y compran bebidas.
Crédito: Listin Diario
