Por Diego A. Sosa
Recuerdo que en una ocasión al terminar una conferencia me abordó una señora para decirme que lo planteado sobre mejorar la calidad de vida le parecía extraordinario, pero pensaba que no era posible llegar a tan preciado objetivo.
Bartolo, estamos pasando momentos diferentes a los que vivimos cuando éramos pequeños. Me refiero a la velocidad que le estamos dando a la vida. Cuando salí del país a estudiar la comunicación escrita era por fax para el que tenía la posibilidad; con los amigos utilizábamos las cartas. En el tiempo que redactaba una carta he recibido hoy por lo menos diez correos electrónicos. Y los que usan salas de conversación vía el teléfono quizá varias decenas de mensajes. Tal vez esta realidad actual nos lleva a que veamos un objetivo y lo queramos alcanzar en el segundo siguiente.
Estar en la cima de una montaña no se logra por arte de magia, o solo por quererlo o soñarlo. Necesitamos recorrer el camino (si no es que lo hacemos por la vía del helicóptero). La mala noticia es que para andar el camino de la mejor manera debemos prepararnos con anticipación.
Entrenamientos periódicos dirigidos a obtener la condición física necesaria para el ascenso es lo que nos llevará a lo más alto de la montaña. Como vemos, los pasos comienzan antes de iniciar la escalada, y en definitiva, es poquito a poquito.
Mejorar la calidad de vida no lleva un tiempo tan extenso como parece. Lograrlo todo en un día no es posible, tampoco en una semana. Diría que ni en un mes. Aunque le aseguro que en este último período ya puede ver resultados si le dedica un poco de tiempo cada día.
El primer truco es determinar en qué desea mejorar. Quizá quiere más tiempo o mejores relaciones. Me atrevo a apostar que puede desear más felicidad en su vida (o sea, un mayor cociente de Inteligencia Emocional). ¿Anhela manejar mejor sus finanzas o lograr una salud más robusta? Una vez determine qué quiere mejorar, es hora de buscar informaciones de cómo avanzar en esos aspectos y elaborar un plan para lograrlo.
Muchas veces no querrá hacer lo que se propuso, es el momento de apelar a la disciplina… cerrar los ojos y ejecutar aunque el deseo no esté presente.
¿Se atreve a dedicarle 4 minutos diarios a caminar por el sendero de la mejoría continua?
Consultor, Conferencista y Escritor