Hace tiempo que la sociedad dominicana exigía una Policía Nacional que efectivamente estuviera para proteger vidas y propiedades, no para asesinar a los ciudadanos, encarcelados y robarle sus propiedades, contraviniendo su razón de existir.
En términos doctrinales, la Policía es una institución represiva en todos los países del mundo no importa si es capitalista o socialista; el Estado, a través de las Fuerzas Armadas y Policía tiene el control de la violencia, del mantenimiento del llamado “orden público” que no es más que el orden burgués y oligárquico. De no contar con los guardias y los policías, el sistema no se mantendría por mucho tiempo, porque, como dijera Mao Tse-Tung, “el poder nace del fusil”. Y el fusil lo tiene la clase dominante, la que gobierna, en Estados Unidos, en China, Cuba, Rusia y cualquier otro.
Ahora bien, los países capitalistas desarrollados tienen instituciones que se corresponden con el desarrollo social. La Policía de un país desarrollado, es una Policía desarrollada, es decir, educada, entrenada y equipada acorde con los avances sociales, donde se invierten grandes recursos económicos. No hay ni puede haber un divorcio entre policía y sociedad. Una cosa va con la otra.
Un país atrasado tiene una Policía atrasada. Es el caso de muchos países como la República Dominicana, que tiene la Policía que puede pagar, educar y entrenar. Ni más, ni menos.
La Policía dominicana arrastra, desde su origen, muchas distorsiones conceptuales, propia de la dictadura de Trujillo, que no fueron corregidas cuando fue derrocada, por el contrario, se afianzaron aun en medio de los “avances democráticos”.
El presidente Luís Abinader prometió en campaña, cambios en la Policía Nacional y en las Fuerzas Armadas, sobre todo en la institución del orden, que es la Policía para colocarla al servicio de la ciudadanía, no en su contra, como sucedía. Esa promesa, a contrapelo de muchos sectores, incluso dentro de la propia Policía, se ha ido cumpliendo. Y en relativamente poco tiempo tendremos una nueva Policía. Si, una Policía que no esté al servicio del narcotráfico, del sicariato, la corrupción y el crimen organizado. Es necesario terminar con los grupos dentro de la Policía-
No más “intercambio de disparos”. Policías pobres matando a delincuentes pobres. No más allanamientos sin orden de un juez y sin la presencia de un fiscal, no más asaltos, robos y atracos perpetrados por los propios policías.
Gracias a la voluntad política y la determinación del presidente Abinader tendremos en poco tiempo agentes despojados de la cultura militarista de que “el civil no es gente”. Los nuevos agentes deberán estar entrenados y educados con una nueva visión. Tendrán, salarios decentes, no de hambre, con seguridad para sus familiares, etc. La nueva Policía, la que pretende crear Abinader no tendrá excusas para delinquir, ni para violar los derechos ciudadanos establecidos en la Constitución. Los excesos no serán tolerados, ni las inconductas, no solo de los alistados, sino de los oficiales superiores.
El gobierno dispondrá de los recursos que sean necesarios para la creación de una nueva Policía Nacional. Los diferentes sectores políticos, económicos y sociales respaldan las medidas que está tomando el gobierno. Las acciones del presidente Abinader no van en contra de la institucionalidad policial, al contrario, van a favor. Los propios policías ya lo saben. El presidente no atenta contra la Policía, va a favor de su fortalecimiento, de su institucionalización y profesionalización.
No desesperéis. Dejemos que las cosas fluyan dentro de la Policía Nacional. El presidente Abinader prometió una nueva Policía, y la tendremos, más temprano que tarde, no tengo dudas. Una Policía que sea garante de los derechos ciudadanos en el cumplimiento de la ley. Sin miedo y sin exceso en el cumplimiento del deber. Una Policía conceptualmente civilizada, no militarizada.
He conversado con el nuevo director de la Policía, el mayor general Eduardo Alberto Then que me dijo estar comprometido con los cambios que se están produciendo en la institución, lo cual serán un aporte al desarrollo y profesionalización de todos los agentes, desde los alistados hasta los oficiales de alto rango. “La nueva Policía tendrá un compromiso con la familia, con la sociedad y con la patria de cara al futuro”, me comentó.
Y agregó en la breve conversación: “Todos apoyamos las medidas que está tomando el señor presidente Luís Abinader para transformar la Policía Nacional. El compromiso no sólo es suyo, también es mío y de todos los que amamos esta patria, pero sin descuidar el combate a la delincuencia, el delito y el crimen, respetando la ley, la Constitución y los derechos humanos, puntualizó.
Los resultados de los planes del presidente Abinader no se verán en dos o tres días, se tomará tiempo, pero la voluntad política está expresada en las decisiones que ha tomado el mandatario para transformar la Policía Nacional. ¡Que así sea!
Por JUA N T H