Por Tony Espinal
Diversos sectores han especulado en exceso sobre la inasistencia del ex presidente Danilo Medina a la Asamblea Nacional. En todo caso, el origen de esta especulación se fundamenta en los argumentos increíbles y fantásticos expuestos por el gobierno saliente para justificarla el escape. Pues, alegó que la misma se debió a la pandemia que afecta a la República y al mundo. Sin embargo, el presidente, meses antes, recorrió el país por los cuatro costados en plena campaña electoral. O sea, se movió entre las multitudes sin reparo al virus.
En otros términos, descartaron esa explicación pueril. Lo que dió razón para que algunos pensaran que se trataba de una cardinal evasiva que tenía sus raíces en el discurso que pronunciaría el presidente electo, licenciado Luis Abinader Corona. Pero, preliminarmente, sabían que Abinader no iba degradar la solemnidad de la Asamblea con un discurso destemplado e inmoderado. Por eso, no había pretexto ni alegato para la estampida.
Otros, insisto, reflexionaron de que el ex mandatario había puesto al desnudo sus características huidizas y escurridizas. Estiman que esas peculiaridades le impidieron valorar la importancia y la trascendencia histórica que implica su escapatoria de un acontecimiento de la magnitud mundial de la Asamblea Nacional.
Tras la razón del hecho, por supuesto, es oportuno tomar en consideración algunos acontecimientos aislados que de alguna manera pudieron estimular la decisión del licenciado Danilo Medina para albergar terror a la Asamblea Nacional. Naturalmente, no será posible enumerar todos los pensamientos en torno a la ausencia del ex mandatario. Sin embargo, podemos citar algunos casos primordiales cuasi influyentes en la desconfianza y el miedo que experimentó para tomar la inesperada decisión.
Pongamos por ejemplo, el papel oposicionista que desempeñó La Marcha Verde. No hay dudas, Danilo Medina recorrió su primer mandato sin aprensión ni temor. Pero, en el segundo período apareció el movimiento Marcha Verde. Y también los jóvenes que por semanas se conglomeraron en La Plaza de la Bandera. Además, conocemos como su fuerza social y opositora agresiva gravitó en la geografía nacional. Estas agrupaciones de la sociedad civil reclamaban castigo para los corruptos y el cese de la impunidad que, según ellas, capitaneaba Danilo Medina.
Inclusive, en los últimos años, las organizaciones políticas y de la sociedad civil que integran el colectivo antes señalado decidieron constituirse en querellantes con el objetivo de preparar un proceso judicial contra los supuestos funcionarios y políticos corruptos del gobierno morado.
Y más aún, miembros de esas organizaciones en su rol oposicionista se presentaron, algunos días antes de Luis Abinader asumir el mando, en la inauguración de la terminal de autobuses en Santo Domingo Este. En esa actividad vociferaron y gritaron “lo queremos preso” para que el entonces presidente, que estaba a distancia mínima, lo escuchara. Además, en el momento que se desarrollaba la inauguración, lanzaron una bomba lacrimógena próximo al lugar donde estaba Danilo Medina. En ese instante, se vivió momentos de angustia e incertidumbre en esa actividad oficial.
Todavía más, tan pronto se conocieron los resultados de las elecciones generales que daban ganador al licenciado Luis Abinader. El virtual ganador se presentó al local de campaña del PRM. Allí, en un discurso improvisado se dirigía a la concurrencia. Inmediatamente comenzó la perorata, se escuchaban voces que decían” lo queremos preso”, refiriéndose, obviamente, al licenciado Danilo Medina.
A fin de cuentas, en cierto modo, hay persistencia en la demanda. A eso se adhiere que el ex Jefe del Estado manejaba un informe fidedigno de que la consigna que esgrimían y blandían los opositores la llevarían a la Asamblea Nacional. En este caso, no como simple demanda tirada al viento sino como ejecución de la misma. Según una fuente de entero crédito.
Esa fuente relató que a Danilo lo pusieron en antelación de la posible realización de un plan en su contra. Y que el mismo estaba dirigido por sectores de la sociedad civil y políticos contrincantes. Además, que eran conocidos puesto que desarrollaron una oposición belicosa y virulenta. Pues bien, el propósito consistía en sacarlo preso del Congreso Nacional. Reitero, según la fuente.
La urdimbre se ejecutaría inmediatamente concluyera la Asamblea. Para consumar el hecho, se colocaría una muchedumbre en el entorno del Congreso Nacional para facilitar la detención y apresamiento. Así es, que visto el supuesto procedimiento se arrebataría y desposeería el imperio de la ley y se instalaría en manos hostiles al ex mandatario.
A veces, la pasión y la indignación nos conducen a desconocer que vivimos en un Estado de Derecho. Así pues, el Código Procesal Penal establece que “la forma como se ejerce el poder se rige por los mandatos que emanan del orden jurídico vigente”.
Así que, en el caso fortuito de que Danilo Medina hubiese asistido a la transferencia de mando; tengo la seguridad de que no se podría prevenir lo que podría acontecer al término de la Asamblea. Porque ¿quién controlaría una masa enardecida y frenética? Y, por demás, coincidente políticamente con el nuevo presidente. Desde luego, cualquiera en esa potencial situación correría con los pies en el Pescuezo.
Por consiguiente, recordamos de la historia hípica dominicana al legendario Caballo Felo Flores que por sus hazañas en la pista se convirtió en un ídolo de la fanaticada hípica criolla.
En efecto, Danilo Medina, superó con creces en términos de velocidad al histórico y admirado ejemplar. Hasta el extremo de que Simón Alfonso Perbemto, gloria de la narración hípica dominicana, perdía de vista al caballo morado por la extraordinaria velocidad que desarrollaba en la pista. Por tanto, el ex Primer Ejecutivo de la Nación emplumó. Pero, no en vano sino que huyó para contarlo.