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Por: Elis Peralta

Altice

Cuando se trata del amor, solemos imaginar una relación perfecta. Todos cometemos errores, unos más graves que otros; pese a eso, siempre podemos reparar el daño causado. Es claro que no somos perfectos. Sin embargo, hay personas que por orgullo o vergüenza son incapaces de reconocer ante sus parejas que se han equivocado.

La verdad es que la vida y el amor nos invita a la transformación; es un reto de luz y tinieblas. deseamos seguridad, certezas y que todo vaya bien. Cuando no es así, nos peleamos o definitivamente nos separamos. “Esa persona no es para mí”, esperando que llegue la mitad perfecta, mi media naranja. En realidad, esto es solo un cuento de hadas.

Te sientes incompleto y deseas que alguien más llegue a llenarte, solo tienes vacíos personales en los cuales trabajar como persona. No existe nadie que llene esos vacíos. Es tu responsabilidad trabajar en ti.

Cuando se trata de vivir en pareja el camino espiritual es un aliado fiel. Si tomas la decisión de aliarte a lo espiritual allí te darás cuenta de que tu pareja no tiene que cambiar para acomodarte a ti. Eres tú a través de los movimientos internos que genera la vida en pareja, logras entrar a tus partes oscuras y transformarlas en luz para ti y para la relación misma. ¨ Tener la valentía de vivir plenamente implica amar intensamente. ¨ Tocar nuestra vulnerabilidad en la entrega hacia el otro, y en tomar al otro en tu vida. ¨

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Aquí una carta de amor que comparte un poco estas ideas:

ámame así. Con este cuerpo. Con las líneas que marcan los tránsitos en mi vida que dejaron huellas. Con las marcas de las risas, y de las lágrimas. Con los kilos extras del peso que llevo a cuestas. Con mis ojos mirándote, brillando, y a la vez dejándote mirar de fondo mi historia detrás que asoma un poco de dolor. Con las manos entrelazadas que acompañan en el andar.

Si vas a amarme, con todo el camino recorrido. Con el pasado vivido y comprendido. Con las historias que aún atormentan. Con los éxitos que aún celebra mi alma. Con los retos que aún no logro. Con las derrotas que todavía lloro. Con la fuerza de levantarme cada día.

Con toda mi imperfección. Con los errores de la vida compartida. Con las consecuencias del futuro. Con la lucha interminable por aprender, crecer y ser mejor. Con los demonios que acechan. Con los ángeles que acompañan.

Como el espejo que representó en la vida. Reflejándote a ti todo lo que amas, y todo lo que odias de ti mismo. Con lo que te cuesta de la vida, y lo que te hace permanecer en ella. Con el reflejo del amor y de los vacíos que llevas dentro. Que en mi reflejo puedas mirarte, entero, y puedas amarte tanto como yo quiero amarte.

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Como el espejo que eres para mí. Reflejándome todo lo que amo, y lo que odio. De mí, de la vida, del mundo. Con lo que me duele y lo que me llena de fuerza. Con el reflejo del amor que me creó, y los vacíos que aún llevo dentro. Que en tu reflejo pueda mirarme, entera, y pueda amarme tanto como tú me ames.

No intentes cambiarme. Porque yo quiero amarme. Porque no quiero que tú desamor haga que me pierda. Porque quiero que tu reflejo me haga mirarme más profundamente. Porque en tu reflejo quiero encontrar el camino para abrazarme. Desde mi luz hasta la oscuridad más infinita. Porque tu amor puede ser el camino que me haga falta.

Ámame así. Infinitamente. Que esta vida no baste. Que el tiempo no sea suficiente, y a la vez, que nos sacie el instante. Qué momento a momento podamos maravillarnos y amarnos. Que tu vida y la mía sean el milagro vivo del amor.

Nadie da lo que no tiene así que…

Ámame así, sin más. Porque el amor, es luz que da vida.

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