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JUAN T H

Altice

Los dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana, sobre todo los del Comité Político, 34 personas, actúan como si el país fuera una finca de 48 mil kilómetros cuadrados dividida en cacicazgos regionales, como antes de la colonia española, pero dirigidos desde el Estado para facilitar la hegemonía, es decir, la concentración del poder.

Es una dictadura de partido único, hegemónico, constitucionalizada, que no requiere de  secuestros y desapariciones de estudiantes, profesores, intelectuales, que no los apresa, y  los mata a plena luz del día para intimidar a los demás. Es una dictadura con  métodos más sutiles y sofisticados que desmoralizan y desacreditan a los que se les opongan. Corrompen periodistas, comunicadores, maestros, médicos, abogados, políticos, religiosos, militares, empresarios, sindicalistas, etc.

El dinero es su base de sustentación. Sin el uso del Presupuesto Nacional no podrían mantenerse en el gobierno como lo han hecho por casi 20 años.

Como controlan todas las instituciones del Estado: Congreso, Ministerio Público, tribunales con los Jueces de las bajas y altas cortes, Fuerzas Armadas, Policía, etc., incluyendo los poderes fácticos, hacen y deshacen. La corrupción y la impunidad son hermanos gemelos con órganos vitales compartidos. No pueden andar separados.

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Las leyes se aprueban y se respetan si les conviene. Las sentencias de los jueces son buenas o males si están acorde con sus intereses. Les pagan miles de millones de pesos todos los años a  sus bocinas, megáfonos, pitos y cornetas ubicados en todos los medios de comunicación. Con ese inmenso poder trazan la agenda nacional, deciden que se discute y que no, de que se habla y de que no. Es por eso que Danilo Medina dice una cosa hoy  y mañana otra totalmente distinta sin que repercuta. Las “visitas sorpresas” se publican todos los lunes sin que haya un solo periodista “cubriéndolas”. ¡Una verdadera vergüenza!

El Comité Político es una superestructura de poder. Acumula más dinero que el Banco Central y el de Reservas, juntos. Con una diferencia: No está quebrado. Al contrario, tiene un superávit de miles de millones tanto en pesos como en dólares que les permite comprar elecciones sin ningún problema.

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Ese instrumento de poder –Comité Político- no es uniforme ni homogéneo; al contrario se fracciona y entra en contradicciones por los intereses económicos y políticos. Hay más de dos grupos claramente identificados peleándose el control del partido y del Estado.

La disputa entre Danilo Medina y Leonel Fernández se enmarca en esa lucha de intereses. La democracia, Constitución, el país, etc.,  es lo que menos importan.

Los peledeístas de la cima están convencidos de su hegemonía y dominio del escenario político. No le temen a las consecuencias de sus inconductas, ni a las violaciones sistemáticas de la Constitución y las leyes. Creen que nada les pasará, que no hay poder sobre la tierra que los derrote.

Están equivocados. La historia enseña que cuando un pueblo se decide a cambiar un presidente o un régimen de la naturaleza que sea, lo hace, ya sea por las buenas, elecciones y demás tonterías, o por las malas. No están solos aunque así lo crean. Y lo veremos, antes, durante, incluso después, de las elecciones del año próximo. (¡He dicho!)

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