Por William Reyna Rivas
La pata del gato tiene largas garras para sujetar su presa. Es suave y acolchada. Aduéñese del gato y utilice la pata para sacar cosas del fuego, para clavar las garras a su enemigo, para jugar con el ratón antes de devorarlo. A veces el gato saldrá lastimado, pero en la mayoría de los casos no sentirá nada.
La pata del gato y el chivo expiatorio deben utilizarse con suma cautela. Son como pantallas que ocultan al público la participación de usted en los trabajos sucios. Si en algún momento esa pantalla se levanta y usted es visto como el manipulador, como el titiritero, toda la dinámica se vuelve en su contra. Los demás verán su mano en todo y lo culparan de desgracias y situaciones turbias con las que no tienen nada que ver. Una vez que se sepa la verdad, el control de los hechos se le escapara de las manos.
El desorden Migratorio de los nacionales haitianos del vecino país ha llegado a extremo de que los nacionales, conduzcan vehículos de motor, llámese carros, motores, guaguas sin licencia y sin papeles que acrediten que ese vehículo es de su propiedad.
La gravedad de esto es que los vecinos se están adueñando de todas las rutas de carros específicamente en Verón y en la ciudad capital y los dominicanos en su estado de inconciencia utilizan estos servicios sin saber el riesgo que corren y si llegaran vivo a su destino final.
Todo esto ocurre en las narices de las autoridades sin que nadie haga absolutamente nada, ya que como se sabes muy bien, cada tráfico que compra una esquina tiene que llevar una x suma de dinero a su superior y tiene que sacar ese dinero a como dé lugar, de lo contrario pierden esa esquina que se le fue asignada por un dinero semanal.
Si el gobierno no interviene en este desorden, muy pronto la Republica Dominicana se convertirá en un estado inviable, donde reinará la anarquía del vecino país y el desorden generalizado en todos los renglones de la vida nacional.
Como por arte de magia los nacionales del vecino país se han apoderado de la industria de la construcción, el turismo, en los campos y bateyes, se han apoderado de las esquinas donde antes solo se veían pedigüeños del país, ahora solo se ven nacionales del vecino país y las autoridades se hacen de la vista gorda, en Santiago la segunda ciudad en importancia los nacionales del vecino país andan como chivos sin ley y las autoridades se le importa un comino que llenen la ciudad de pedigüeños, mendigos y personas con trastornos de la conducta. estamos perdiendo el país que más temprano que tarde vamos a tener otro Haití en República Dominicana con todas sus bandas delincuenciales y no son banda de música.