Esposado, bocabajo sobre el césped y con la rodilla de un policía presionándole la espalda, Tony Timpa seguía pidiendo ayuda. Claramente su condición mental no era la más “normal”, se encontraba exaltado y mostraba síntomas de haber consumido algún tipo de droga. Los oficiales se rieron de él… y en menos de 20 minutos ya estaba muerto.
El arresto de Timpa, ocurrido en Dallas en agosto de 2016, se volvió aún más controversial después de que se filtrara el video de las cámaras corporales de los agentes presentes aquella noche. Las imágenes fueron divulgadas el martes por el programa televisivo matinal Dallas Morning News y NBC5.
Todo empezó cuando Tony llamó al 911 pidiendo ayuda. En la llamada telefónica, hecha desde el estacionamiento de una tienda local de pornografía, dijo que tenía esquizofrenia y no había tomado su medicamento. Dijo que sentía miedo.
Su madre, Vicki Timpa, recordaría después que “uno de sus libros favoritos era ‘Peter Pat y el policía’. “De él aprendió: ‘Si estás perdido, pide ayuda a un policía’”, dijo. Tony, de 32 años, pidió ayuda a la policía y esa fue la última llamada que hizo en su vida.
Los oficiales que lo detuvieron no parecieron darse cuenta de que se estaba muriendo frente a ellos. Poco después de reducirlo, se quedó inmóvil y no comprobaron si estaba respirando ni buscaron pulso. En cambio, se rieron. Se burlaron de la forma en que se había retorcido y especularon sobre qué tipo de enfermedad mental podría tener.
Con un agente del orden todavía encima de él, las súplicas de Timpa comenzaron a desvanecerse y dejó de moverse por completo. “Tony, ¿sigues con nosotros?”, pregunta otro oficial. Alguien más le pregunta si está dormido. Todos se ríen.
Tony seguía sin dar señales de vida y los agentes continuaron haciendo bromas.
El video con los últimos minutos de vida de Timpa se hizo público luego de una batalla legal de un año por el acceso a los registros relacionados con su muerte. El metraje contradice afirmaciones de la policía de que el joven era agresivo y que solo usaron la fuerza necesaria para evitar que merodeara por una calle concurrida.
Un informe de autopsia del condado dictaminó que Timpa pereció “como resultado de una muerte cardíaca repentina debido a los efectos tóxicos de la cocaína y el estrés fisiológico asociado con la restricción física”.
Los médicos que lo examinaron dictaminaron que su muerte fue un homicidio. “El estrés de estar restringido y un esfuerzo físico extremo (por liberarse) contribuyeron a su fallecimiento”, escribieron.
A raíz del material, Vicki Timpa y sus abogados han presentado una demanda por uso de fuerza excesiva ante un tribunal federal y una acusación formal contra tres de los oficiales involucrados, Kevin Mansell, Danny Vásquez y Dustin Dillard.
Estos tres oficiales habían sido suspendidos, pero en marzo pasado el fiscal de distrito del condado de Dallas desestimó los cargos en su contra y volvieron al servicio activo el mes siguiente.
“Se dan cuenta de que su respiración se ralentizó y bromean acerca de que está muerto. La indiferencia hacia este hombre provoca gran enojo”, escribió en un comunicado vía Twitter la Sociedad Policial de Ética (ESP, por sus siglas en inglés).
“Muchos de nosotros tenemos un sentido del humor y de la realidad morboso. Es un mecanismo de defensa. Sin embargo, ¿cómo era este un momento para bromear? El hombre no respiraba normalmente. El hombre no respondía”, añadió la organización.
En el video se escucha a un oficial diciendo “Tony, hora de ir a la escuela, despierta”, mientras el resto se ríe. “No quiero ir a la escuela, mamá”, responde otro, imitando la voz de un niño. “Cinco minutos más, mamá”.
Aún inmóvil, un paramédico le administra un fuerte sedante. No fue hasta que lo introdujeron a la ambulancia que el grupo de policías se alarmó. “¿Está respirando? (…) Espero no haberlo matado”, dijo uno.