Tramadol en República Dominicana: una crisis silenciosa con impacto global
El tramadol, un medicamento ampliamente utilizado en República Dominicana para el tratamiento del dolor, ha encendido las alarmas por sus graves efectos secundarios y su creciente abuso. Esta situación no solo afecta a la isla, sino que forma parte de una problemática internacional que preocupa a expertos y organismos globales.
La alerta internacional sobre el abuso del tramadol
Un reportaje de la agencia Associated Press (AP), originado en India, revela un escenario cada vez más preocupante. Se han confiscado camiones cargados con pastillas, niños consumen el medicamento, y se han encontrado dosis en los bolsillos de terroristas fallecidos. Estos hechos reflejan la magnitud del problema.
Durante años, se promocionó el tramadol como una alternativa más segura frente a opioides como oxycodona, vicodina y fentanilos, que han causado estragos en varios países. Sin embargo, hoy está en el centro de lo que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) denomina “la otra crisis de los opioides”. Esta epidemia, aunque menos mediática que la de Estados Unidos, está causando daños profundos en las naciones más vulnerables.
Un problema global: del sur de Asia a África y Medio Oriente
El abuso del tramadol se extiende por continentes, desde India hasta África y el Medio Oriente, generando un caos internacional. Expertos señalan que esta crisis se debe a lagunas en la regulación de narcóticos y a una subestimación de los riesgos asociados a este opioide sintético.
El tramadol, producido artificialmente, fue presentado como un analgésico capaz de aliviar el dolor sin generar adicción. A diferencia de otros opioides, se vende libremente y no está sujeto a los estrictos controles internacionales que regulan sustancias más peligrosas.
Sin embargo, el abuso es tan grave que varios países demandan la intervención de organismos internacionales para controlar su distribución.
Postura de la industria y dilemas en la regulación
Según el periódico Listín Diario, Grunenthal, la empresa que desarrolló el tramadol, busca mantener el statu quo. Argumenta que las regulaciones internacionales complicarían el acceso al medicamento en países con sistemas de salud frágiles, y que incluirlo en listas de sustancias controladas privaría a muchos pacientes de un alivio esencial.
Gilles Forte, secretario del comité de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que recomienda regulaciones sobre sustancias, describió la situación como “un gran dilema de salud pública”. Explicó que el tramadol está disponible en zonas de conflicto y países pobres porque no está regulado, y que su uso generalizado responde a esta falta de control.
Forte señaló: “Es muy difícil encontrar el equilibrio justo”. Aunque el tramadol no es tan letal como otros analgésicos, muchos gobiernos reconocen sus riesgos y están implementando medidas para restringir su venta.
La lucha en India: control y consecuencias
El estado de Punjab, en el norte de India, se sumó a esta batalla contra el abuso del tramadol. La droga circula libremente, se vende en farmacias y también en el mercado negro con abundantes imitaciones.
Este año, las autoridades confiscaron cientos de miles de pastillas, prohibieron la mayoría de las ventas en farmacias y cerraron centros que producían falsificaciones. Estas acciones dispararon el precio de diez pastillas de 35 centavos a 14 dólares.
Además, el gobierno estableció una red de centros de atención para personas adictas, temiendo que quienes pierdan acceso al tramadol recurran a la heroína en su desesperación. Muchos afectados buscaron ayuda para superar intensos síntomas de abstinencia.
Para algunos, el tramadol es tan indispensable como la comida. Deepak Arora, un soldador de 30 años, confesó que llegó a consumir 15 pastillas diarias y a robar para mantener su adicción. “Si no comes, te sientes hambriento. Lo mismo te pasa con esto”, afirmó. “Eres como un muerto”.
Tráfico y financiamiento del terrorismo
Jeffrey Bawa, funcionario de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), identificó en 2016 la conexión entre el tramadol y grupos terroristas.
La policía encontró pastillas en posesión de terroristas, quienes las trafican para financiar sus actividades ilícitas. La mayoría de estos medicamentos provienen de la India, que cuenta con una potente industria farmacéutica basada en genéricos económicos.
Los laboratorios producen imitaciones y las distribuyen globalmente en dosis que superan ampliamente los límites permitidos.
En 2017, las autoridades incautaron un cargamento de tramadol valorado en 75 millones de dólares destinado al grupo Estado Islámico. También interceptaron 600.000 pastillas para Boko Haram, y otros 3 millones fueron hallados en Níger, camuflados en cajas con el logo de la ONU.
El organismo internacional alertó que el tramadol estaba provocando “efectos desestabilizadores en la región”.
Presión de la industria y desafíos regulatorios
Grunenthal ha invertido en estudios que sostienen que regular el tramadol dificultaría el tratamiento del dolor. Además, ha enviado representantes a la OMS para defender la idea de que este opioide es menos peligroso que otros analgésicos.
Medidas en India y la venta libre persistente
India reguló el tramadol en 2018, lo que redujo las exportaciones y el abuso interno. Sin embargo, las autoridades reconocen que controlar el tráfico ilegal es casi imposible en un país con una industria farmacéutica tan grande.
El tramadol sigue siendo fácil de conseguir. En el barrio de Kapurthala, Jyoti Rani señaló varias viviendas donde se vende abiertamente el medicamento, evidenciando la persistencia del problema.
Conclusión: un desafío global que exige soluciones urgentes
El abuso del tramadol representa una crisis silenciosa que afecta a República Dominicana y a múltiples regiones del mundo. La falta de regulación efectiva, el tráfico ilícito y la dependencia creciente convierten a este opioide en un problema de salud pública y seguridad internacional.
Enfrentar esta “otra crisis de los opioides” requerirá un esfuerzo coordinado entre gobiernos, organismos internacionales y la industria farmacéutica para lograr un equilibrio entre el alivio del dolor y la prevención del abuso.

