Miguel Cruz Tejada
NUEVA YORK._ En una carta repleta de amor filial y mostrando el gran orgullo que siente por su padre, el ex consul general Eligio Jáquez, su hija mayor Marieli, le expresa su amor con la frase “¡misión cumplida padre, qué orgullosa estoy de ti, te amo!” al tiempo que resume sus experiencias mientras su papá representó la República Dominicana en la sede consular durante los cuatro años de su gestión que ella destaca como excepcional.
“Fui testigo en primera fila de los cambios que se lograron, de la diferencia que 4 años+ pueden hacer cuando se pone dedicación y empeño en lo que se hace”, expresa en la misiva.
Marieli afirma que ser hija de político no es tarea fácil.
Resume en la carta que “en el transcurso de mi vida tuve que vivir experiencias que sin lugar a dudas moldearon o influenciaron la persona que hoy soy. Cualquier tarea contigo no era normal. Siempre tuvimos que calcular el tiempo extra que tomaría hacer una diligencia simple porque teníamos que compartirte con alguno que otro compañero que encontrabas en el camino y recibía tu incuestionable atención”.
“Marieli ha sido razón de alegría, de emprendimiento y de que cada cosa nuestra esté en el lugar correcto”, la describe Jáquez.
CARTA A ELIGIO JAQUEZ DE SU HIJA MARIELI
Ser hija de político no es tarea fácil.
En el transcurso de mi vida tuve que vivir experiencias que sin lugar a dudas moldearon o influenciaron la persona que hoy soy. Cualquier tarea contigo no era normal. Siempre tuvimos que calcular el tiempo extra que tomaría hacer una diligencia simple porque teníamos que compartirte con alguno que otro compañero que encontrabas en el camino y recibía tu incuestionable atención.
Recuerdo como ahora las veces que tuvimos que caminar desde la escuela, El Millón, hasta la casa, en Los Prados, porque estabas en una reunión. O las veces que llegue a casa y no encontraba nada de comer porque habías llegado antes con un amigo que, según tu, tenía seguro más hambre que yo. Y a pesar de tu trabajo constante nunca fuimos de grandes riquezas y lujos. Es esa paciencia que te caracteriza, la habilidad de no escuchar chismes y la facultad de siempre encontrarle el lado positivo a las cosas.
Tu nombramiento en New York nos sacudió a todos. A tus casi 70, te embarcaste en una nueva misión, llena de interrogantes, en un momento en el que el mundo se sacudía fuera de sí. Adaptarse no fue simple, pero poco a poco hiciste lo que tenías que hacer, y te fuiste metiendo en el corazón de los dominicanos de la Gran Manzana y área tri-estatal.
Fui testigo en primera fila de los cambios que se lograron, de la diferencia que 4 años+ pueden hacer cuando se pone dedicación y empeño en lo que se hace.
No viniste a New York buscando gloria, ni riquezas, lo que muchos buscan cuando vienen aquí y muy contrario a lo que algunos piensan.
Llegaste a New York a Mítines políticos, reuniones en medio de paseos o levantarnos y encontrar la casa repleta de gente, llenaban la agenda de los fines de semana. Al principio me quejaba, pero con el tiempo entendí que así eres y no hay nada que hacer, que tu vocación de servicio es más grande que tú, que tu afán de ayudar a los demás, aunque fuese sacrificándote tu mismo, es lo que llena tu alma de ilusión. Siempre aportando un granito de arena para que alguien, cualquiera, pueda tener una vida menos complicada y para que tu país sea mejor, un día a la vez, una persona a la vez, hasta que suceda.
Por eso no es sencillo, como hija, leer o escuchar como algunos, que sin conocimientos, distorsionan hechos o dar opiniones destructivas sin nunca haber
cruzado palabra contigo. Pero también eso lo entendí, porque si algo heredé de ti es esa paciencia que te caracteriza, la habilidad de no escuchar chismes y la facultad de siempre encontrarle el lado positivo a las cosas.
Tu nombramiento en New York nos sacudió a todos. A tus casi 70, te embarcaste en una nueva misión, llena de interrogantes, en un momento en el que el mundo se sacudía fuera de sí. Adaptarse no fue simple, pero poco a poco hiciste lo que tenías que hacer, y te fuiste metiendo en el corazón de los dominicanos de la Gran Manzana y área tri-estatal.
Fui testigo en primera fila de los cambios que se lograron, de la diferencia que 4 años pueden hacer cuando se pone dedicación y empeño en lo que se hace.
No viniste a New York buscando gloria, ni riquezas, lo que muchos buscan cuando vienen aquí y muy contrario a lo que algunos piensan. Llegaste a New York para marcar un antes y un después. Y no lo dice tu hija. Yo hoy simplemente soy un eco de las voces de miles de dominicanos y dominicanas que por primera vez se sintieron bien representados. Un eco que cada reconocimiento o pergamino que llenaron las paredes de piso a techo de tu ya ex despacho.
Te vas de New York con la satisfacción del deber cumplido, pero cumplido a plenitud!
Te vas de New York, pero se quedará tu recuerdo latente en cada dominicano que ayudaste a tener una voz en nuestra isla aún estando lejos.
Te vas de New York pero dejas un consulado digno de un país en crecimiento, con una de las economías más crecientes en el continente. Dejas un consulado del cual podemos hacer alarde y sentirnos orgullosos donde tu equipo quedo lleno de tristeza con tu partida, donde los que fueron tus colaboradores hoy son parte de nuestra familia.
En la prensa vi una foto tuya de tu último desfile Dominicano en Manhattan, alzando nuestra bandera…lleno de alegría y sé que de nostalgia. Esa foto me conmovió el alma, porque esa foto, para mí, resume tu paso por New York.
Pusiste en alto tu bandera, pusiste en alto a cada dominicano, pusiste en alto tu país! Misión cumplida padre, que orgullosa estoy de ti!
¡Te amo!