Una eventual victoria del líder de izquierda en segunda vuelta consolidaría el giro progresista en América Latina
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, de 76 años, se impuso en una disputada primera vuelta de las elecciones de Brasil, con 48,42 % de los votos –en un escrutinio del 99,97 %–, y se medirá en el balotaje el 30 de octubre con el mandatario, Jair Bolsonaro, de 67 años, que registró un 43,2 % de los sufragios, mucho más de lo que vaticinaban los sondeos.
La senadora del centroderechista Movimiento Democrático Brasileño (MDB), Simone Tebet, dio otra sorpresa al quedar en tercera posición (4,16 %), tras superar al centroizquierdista y exministro de Lula, Ciro Gomes (3,04 %). Ambos serán decisivos en la segunda vuelta y este domingo sacaron menos puntos de lo esperado, en beneficio de los dos candidatos principales, lo que muestra la extrema polarización que vive Brasil y augura una muy reñida segunda vuelta.
Los otros siete candidatos no alcanzaron entre todos el 1 %, mientras que la abstención se situó en el 20 %. Lula consiguió su máximo apoyo en las regiones norte y noreste del país, mientras que Bolsonaro dominó en la región centroeste, sur y sureste.
“Algunas semanas turbulentas esperan a Brasil antes de la segunda vuelta el 30 de octubre. No importa quién gane la presidencia, el bolsonarismo estará muy vivo en el Congreso y el Senado. Si Lula gana, es probable que enfrente una feroz resistencia”, escribió en Twitter el analista político Oliver Stuenkel.
El sociólogo y analista político André Takahashi cree que, en primer lugar, hace falta llevar a cabo un profundo análisis sobre el crecimiento de las fuerzas de la derecha y de la izquierda, al tiempo que subraya que ciertos partidos servirán de apoyo a Lula en la segunda ronda.
Asimismo, dijo que el nivel de abstención no cambiará en la siguiente vuelta de las elecciones. Quienes marcarán la diferencia serán los votantes de los candidatos que han quedado fuera de la lucha política en la primera ronda, señaló el experto.