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Miguel Ángel Cid  

Altice

El Partido de la Liberación Dominicana PLD, para su estudio pude dividirse en tres momentos históricos, dos que ya son agua pasada y el tercero que está en camino, casi llegando.

El PLD es gobierno desde hace casi 20 años. El solo hecho de gobernar una nación convierte cualquier partido en motivo de estudio. Las razones sobran si la organización se perpetúa en el poder y más si copa todos los estamentos del Estado que dirige. ¡Ese es el caso de los morados!

En consecuencia, para entender el desarrollo y decadencia del PLD lo prudente es verlo en tres momentos claves. En el primer escenario el partido depende en lo absoluto de su líder el Profesor Juan Bosch. Luego la organización asciende al Poder, al trepar se crea la segunda etapa, la de desprenderse de Bosch. En cambio, el tercer momento está en camino, se está abriendo paso entre la crisis interna y la necesidad de tomarse un descanso del gobierno.

 

Juan Bosch es el PLD

En su momento fundacional, comprendido entre 1973 al 1986 los conflictos internos nunca alcanzaron la categoría de crisis. Los dirigentes en pugna se debatían entre ellos mismos haciendo esfuerzos ingentes para mantener a Bosch ignorante de la disputa. La tarea nunca fue fácil, en particular si se conoce la capacidad de Bosch como un observador profundo de los hechos sociales y políticos.

Una vez desvelado cada conato de crisis se hacía ineludible la intervención oportuna del líder y guía del partido. Para muestra dos botones.

Antonio Abreu, primer secretario general del PLD fue atrapado por el gusanito de la ambición e intentó disputarle a Bosch el liderazgo. El resultado es conocido, Abreu fue forzado a salir y consecuentemente fundar un nuevo partido denominado la Unión Democrática (UD), mismo que luego se lo vendió a Fernando Álvarez Bogaert.

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El Dr. Rafael Alburquerque poquito después trilló el mismo camino de su antecesor Abreu. El método de escarmiento también fue igualito, una vez descubierto fue sometido a un juicio político-disciplinario que sentenció su expulsión del partido. Alburquerque creó también su propio partido aunque con menos relevancia que el de Antonio Abreu, el nombre era Partido del Pueblo Dominicano PPD.

La ¿solución? de los amagos de crisis era precedida de asambleas en los intermedios para analizar las consecuencias en el partido y sugerir salidas. Luego de las asambleas venía la convocatoria de un pleno nacional de dirigentes donde el líder daba su análisis final considerando una que otra idea surgida en los intermedios. Con la intervención de Juan Bosch quedaba sellada la herida y de paso  las bases también resultaban debidamente adoctrinadas.

Puede decirse que en esos primeros 13 años el PLD era una poesía de partido político en Latinoamérica, ejemplo de disciplina  y organización.

 

Juan Bosch, la vergüenza del PLD

Luego de la etapa fundacional vino un tiempo de tranquilad organizativa que sirvió para sentar las bases del ascenso definitivo al Poder.  Se recuerda que en 1990 el partido morado ganó las elecciones con Juan Bosch como candidato, en la ocasión, Balaguer aunque perdió fue el que cobró.

Pasadas las elecciones del 90 inicia la segunda etapa, un momento histórico en el que la cúpula peledeísta comienza a sentir vergüenza de don Juan. El viejo tiene Alzheimer repetían insistentes. A su pesar Bosch fue el candidato en las elecciones de 1994. Por primera vez en el partido el hecho de no ganar unas elecciones fue visto como una derrota, antes eran experiencias ganadas para la próxima.

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La crisis post-electoral del 94 obligó a Balaguer a recortar dos años al periodo para celebrar nuevas elecciones en 1996. Precisamente en el 96 el PLD ganó las elecciones en segunda vuelta aliados a Balaguer, el mismo que 6 años atrás les había robado el triunfo. Leonel Fernández y Jaime David Fernández Mirabal dieron la estocada mortal a Juan Bosch, lo ridiculizaron y le echaron tierra en la boca al obligarlo a  levantar la mano de su inquisidor.

Incluso la gente asegura que Leonel Fernández y Jaime David sedaron a Bosch para poder llevarlo a la hoguera. Es ahí donde Bosch queda presentado como ante el país como una vergüenza no del PLD sino nacional.

¿Qué tan necesario era matar a Bosch como líder y como símbolo de la intelectualidad política dominicana para poder sobrevivir al poder?

 

Juan Bosch, una necesidad sentida del PLD

Como ya se dijo, el tercer momento está en camino, está abriendo trochas entre la maleza de la crisis interna del partido que los empuja tomarse un descanso del gobierno. Así de simple, para el PLD reencontrarse como partido es imprescindible que se reencuentre como partido. Los peledeistas están obligados a limpiar sus rincones.

Encontrar el PLD que fundó Juan Bosch requiere dedicación a tiempo completo y sacrificar las mieles del poder. Hay que recuperar el esfuerzo intelectual de Bosch para concebir el PLD. Hay que aprender a pensar  y dedicar tiempo a pensar para encontrar los secretos del viejo maestro.

 

Miguel Ángel Cid

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