Por JUAN T H
Tras la victoria arrolladora del Partido Revolucionario Moderno y de su líder, Luis Abinader, se han desatado las aspiraciones de los dirigentes que pretenden sustituirlo en el cargo de presidente en el 2028 cuando terminará su segundo mandato, sobre todo tras su anuncio de que no volverá más, que su ciclo habrá terminado, que lejos de aspirar en algún momento, le pondrá un candado a la Constitución consolidando el modelo norteamericano de un mandato y la posibilidad de un segundo.
He contado, hasta la fecha, 12 potenciales aspirantes a la nominación presidencial por el PRM. Pueden surgir otros en los próximos días, semanas, meses y hasta años. Todo dependerá de las circunstancias.
El PRM, hoy, está solo en el escenario político, pues el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), está en desbandada, corriendo el riesgo de desaparecer o quedar muy disminuido. La Fuerza del Pueblo, en un lejano segundo lugar, tampoco está fortalecido con menos de un 30%. El PRD y el PRSC, en los hechos han desaparecido, en tanto que los llamados partidos emergentes, lejos de crecer durante el periodo electoral, disminuyeron.
El PRM tiene todo el poder en sus manos. Eso es bueno y es malo. Depende. El PLD lo tuvo en su momento, pero usó el poder para corromperse y corromper a los demás. Se convirtió en una Corporación, en una Empresa. El proyecto político de 1973, cuando fue fundado por Juan Bosch, se transformó en un proyecto económico que enriqueció a la mayoría de sus dirigentes. El poder absoluto lo corrompió absolutamente todo. Hoy pagan las consecuencias en los tribunales. Y si muchos no están en la cárcel se debe a que se blindaron creando un sistema judicial que ha impedido que se haga justicia. (En ese espejo debe verse el PRM. En ese espejo deben mirarse muchos de los funcionarios del actual gobierno que se envilecen y pierden de vista el futuro creyendo que el poder es para siempre)
Lo que mal comienza, mal termina. Dialécticamente todo lo que comienza, termina. Todo lo que sube, baja.
No es momento para candidaturas presidenciales, ni de ninguna otra aspiración que no sea la de garantizar el fortalecimiento y la unidad del partido; no hay espacio para otra cosa que no sea trabajar para garantizar el éxito del nuevo gobierno que habrá de iniciar Luís Abinader el próximo mes de agosto.
El dirigente del PRM que no esté dispuesto a trabajar para que Luís Abinader haga una gestión histórica, modificando y transformando el país con los cambios estructurales que demanda la sociedad dominicana, que renuncie, que no vaya al Estado. Ningún ministro, director general, que aspire a la nominación presidencial, debe estar en el gobierno, debe renunciar por razones éticas y morales. Nadie, con los recursos del Estado debe hacer campaña proselitista. La nómina pública no debe ser utilizada con fines políticos electorales. El presidente Abinader no debe permitirlo. En los próximos dos años, por lo menos, la campaña electoral dentro del PRM, tiene que suspenderse para que durante ese plazo de tiempo se hagan los cambios en la Constitución y las reformas urgentes que aguardan durante años el momento propicio, que es el actual.
Una cosa es ser “presidenciable” y otra es considerarse “presidenciales”.
Un “presidenciable” de verdad es aquel que espera su momento, que madura, crece, que no se desespera, que se fortalece con el tiempo, que espera su momento, la coyuntura exacta, el “Time”, como dirían los norteamericanos.
El presidente Abinader debe evitar que el partido se le vaya de las manos, que se creen tendencias dañinas, que no se produzca la crisis del PRD en los tiempos de Peña Gómez, que tanto daño le hizo al partido. Abinader, aprovechando su calidad ética y moral para conducir el proceso, debe crear un protocolo o metodología para evitar males peores. Muchos pueden aspirar, pero el candidato debe ser uno o una. ¡No más!
No es tiempo de campaña electoral. Démosle una tregua al pueblo, que debe estar saturado de tanto proselitismo. Cada cosa a su debido tiempo. (No desesperéis)