La reciente confrontación entre Israel e Irán ha demostrado que los aviones no tripulados —drones— se han convertido en las armas decisivas de los escenarios bélicos contemporáneos. Su uso masivo y coordinado ha puesto en evidencia la vulnerabilidad de sistemas antiaéreos considerados de última generación.
Durante años, Israel confió en su arquitectura defensiva multicapa, encabezada por el Domo de Hierro y complementada por sistemas de mediano y largo alcance basados en tecnologías derivadas del MIM-104 Patriot, ampliamente utilizado por Estados Unidos. Esta red había sido presentada como prácticamente impenetrable frente a misiles provenientes de Irán, Hamás o los hutíes de Yemen.
Sin embargo, los ataques recientes demostraron que incluso las defensas más sofisticadas pueden ser superadas. La penetración de misiles y drones iraníes provocó daños significativos en posiciones estratégicas dentro del territorio israelí, exponiendo grietas en su capacidad de respuesta.
Uno de los elementos más disruptivos ha sido la utilización de enjambres de drones: unidades pequeñas, económicas y producidas en masa, que vuelan en formación sincronizada a baja altura. Esta táctica satura los radares y los centros de comando de los sistemas antiaéreos, dificultando la intercepción efectiva y abriendo paso a drones artillados y misiles de mayor poder destructivo, incluidos los hipersónicos.
La accesibilidad y bajo costo de estas aeronaves no tripuladas las han convertido en un arma letal, capaz de neutralizar plataformas defensivas que hasta hace poco eran consideradas prácticamente inviolables.
En la guerra de Ucrania, tanto las fuerzas rusas como las ucranianas han empleado drones no solo para ataque, sino también para inteligencia: localización de tropas, artillería, tanques y vehículos blindados. La tendencia confirma que el campo de batalla moderno depende cada vez más de estas tecnologías autónomas y semiautónomas.
Los daños ocasionados por misiles y drones iraníes y hutíes evidencian que la supuesta invulnerabilidad del Domo de Hierro ya no existe y los genocidas israelitas no podrán impunemente seguir agrediendo a Irán y los pueblos vecinos sin sufrir graves consecuencias.
Franklin Rosa

