Como hoy es el Día de la no Violencia contra la Mujer, establecido en honor a Las Mirabal, reproducimos esta crónica que publicamos cuando murió doña Dedé, la “cuarta de las tres hermanas Mirabal”. Tan valiente como sus hermanas, pero que Dios determinó que viviera para que contara al mundo la hazaña, no solamente de las tres hermanas, sino de toda la familia.
“Lean esto que escribió Minou Tavárez Mirabal, y si les dan deseos de llorar, como me ocurrió, lloren, que doña Dedé merece que este país llore su partida. La patria está de luto. Adiós doña Dedé. Allá te esperan las tres mariposas (Patria, Minerva y María Teresa), y aquí te despide todo un pueblo”.
Esto lo escribió el señor Farid Kury, en una de tantas frases espontáneas por la muerte de doña Dedé (88 años), y en reacción con unas palabras que le salieron del alma a la diputada Minou Tavárez Mirabal.
Calificó a Dedé de “incondicional, fajona y fajada”.
“Cuando de la noche a la mañana de mortales garrotazos, tus tres hermanas fueron tres cuerpos quebrados de la vida y mudos en tus propias narices, tú fuiste la que se aseguró de que no fueran tres pasados…”, añadió.
A Bélgica Adela (Dedé), casada con el hacendado Jaime Fernández, crió los hijos de sus hermanas asesinadas por la dictadura trujillista (25 de noviembre de 1960), entre ellos a Minou y a Manolito, que perdieron a sus padres, Manolo Tavárez Justo y Minerva.
Ambos fundaron el movimiento antitrujillista 14 de Junio.
Mantuvo viva la memoria de sus hermanas. Trasladó sus restos del Cementerio Municipal de Salcedo a la casa familiar en Ojo de Agua, Salcedo.
Construyó un museo con los objetos personales, pelo, fotografías y documentos de sus hermanas, con un cuerpo de guías para explicar a los visitantes todo lo relativo a las heroínas.
Dedé era la segunda de las Mirabal, le seguía a Patria. Eran cuatro hijas de Chea Reyes y Enrique Mirabal.
Trabajaba la tierra, cuidaba del cacao, vendía seguros y laboraba como visitadora a médicos para que a sus nueve hijos no les faltara lo esencial, a pesar de que era una familia acomodada.
Sacrificó parte de los terrenos de su vivienda para construir un campo de fútbol. Allí se desarrollan los juegos que honran a las Mirabal.
Amable con los jóvenes, los estudiantes, Dedé se hizo familiar a todo el país con su cara alegre y el característico mechón blanco, que llevaba a la derecha o a la izquierda de su frente.
Por Roberto Valenzuela