Por Franklin Rosa
La Organización Mundial de la Salud, OMS, la institución rectora de la salud mundial, en todo el desarrollo de la pandemia, desde que la declaró el 11 de marzo del presente año, ha venido orientando a todos los países del mundo de como contener su contagio y las normas de bioseguridad para mitigar su transmisión comunitaria.
Las luchas de intereses y la confrontación con algunos Estados que han criticado el manejo de la pandemia que ha realizado la OMS y la oposición de sectores científicos de algunos países que llegan al colmo de negar la existencia del virus SARS-CoV-2 y de la enfermedad que produce el COVID-19, negando la existencia de la pandemia e integrándola a una teoría conspirativa, del Estado profundo que gobierna la humanidad, con el propósito de reducir la población mundial a través de una vacuna codificada con el fin macabro de eliminar parte de la población mundial.
La OMS se encuentra en el medio de la lucha de intereses de las grandes corporaciones farmacéuticas que monopolizan la mayoría de los fármacos y patentes comerciales que las protegen; reciben inmensos recursos económicos para investigación y desarrollo de los Estados y gobiernos, terminan especulando con estos medicamentos y sangrando económicamente los planes de salud de los gobiernos; además de oponerse radicalmente al desarrollo de la industria de los genéricos, medicamentos de bajo costo que han servido para paliar los grandes problemas de salud de los países pobres del mundo.
La OMS también está en medio de la guerra comercial que viene librando los EUA y China, la actitud hostil de EUA de retirarle el apoyo financiero a la OMS y de acusarla de colusión con China en el manejo de la pandemia. Esto ha creado una profunda división en los organismos internacionales en la lucha contra la pandemia.
La bomba biológica del virus ha dislocado a toda la humanidad y agudizado sus males ancestrales; el ultranacionalismo ha aflorado en su máxima expresión y ha neutralizado la cooperación internacional. El artífice de esta política ha sido el presidente de la potencia hegemónica mundial Donald Trump.
LA OMS como toda la humanidad, en el largo tiempo de pandemia, han aprendido y conocido mas la naturaleza del virus, sigue sin descifrar muchísimos aspectos, que lo hace el patógeno más temible que ha sufrido la humanidad, no hay forma de contenerlo, a penas de mitigar su transmisión comunitaria con rebrotes diversos a cada momento.
La OMS ha comprendido que países pobres no pueden soportar una cuarentena restrictiva que aniquile sus sectores productivos y que enfermen la salud mental de sus pueblos, hay que seguir en la trinchera del trabajo productivo y creador de riqueza, luchando por la vida y hacer lo imposible para que la pandemia impacte lo menos posible a los sectores vulnerables de la población.
La OMS manifiesta que la cuarentena no va y de aplicarse debe ser de manera muy excepcional o muy parcial en algunos casos.
La delicada situación por la que atraviesa el país y el mundo exige que seamos los más pragmático posible y planifiquemos a largo plazo el convivir con esta pandemia endémica del mundo y asumir la responsabilidad de la apertura de la sociedad y la economía.
La única fórmula posible que tenemos a manos para mitigar la pandemia y evitar los rebrotes que puedan colapsar los sistema de salud es aplicar con todo rigor la disciplina social; una salud pública, fuerte, vigorosa y activa; la limitación de la movilidad social y la bioseguridad con la aplicación obligatoria en todas las instituciones públicas y privadas; pruebas gratuitas y rápidas; sanciones para todos los violadores de las normas de bioseguridad.