Por JUAN T H
No creo en los “independientes”. Desde mi punto de vista no existen en un país como el nuestro. Considero que todos los ciudadanos están sujetos o atados a intereses personales y grupales, no necesariamente partidarios. Tampoco creo en los “notables”. La experiencia no ha sido buena. Los oportunistas, los “cazarecompenzas”, los que están al acecho de cualquier oportunidad, los rechazo.
Es obligatorio desmontar el aparato judicial creado por los gobiernos del PLD para proteger a sus funcionarios y dirigentes corruptos, con jueces, fiscales, preparados profesional y políticamente para impedir que sean condenados. Sin destruir esa estructura será muy difícil llevar a la cárcel a los ladrones. La profilaxis, sin embargo, no puede arrasar con todo, porque no todos son como sus jefes políticos. En el Ministerio Público actual hay gente capaces y honorables que deben continuar con su labor, igual que entre los jueces.
Insisto, no quiero un Procurador o una Procuradora “independiente”; quiero una persona atada a principios y valores éticos, que la honestidad y la capacidad sean fundamentales en su hoja de vida.
Central la discusión en la figura del Procurador o Procuradora me parece errónea. Es insistir en los imprescindibles, los predestinados, los insustituibles, los privilegiados por su abolengo familiar o profesional. Precisamos es de un sistema de justicia distinto al que tenemos, con fiscales y jueces que hagan de la Constitución y las leyes instrumentos inequívocos a la hora de establecer sanciones.
Un hombre o una mujer no pueden ser los garantes de la aplicación de justicia. El Ministerio Público es una parte del sistema, no es el sistema. Por lo tanto pienso que debemos ir a la raíz, no quedarnos en las ramas. El Procurador o la Procuradora pueden ser muy capaces, honestos y trabajadores, pero no es garantía de independencia ni de soluciones judiciales. (El documento de Institucionalidad y Justicia –Finjus- es claro al respecto y sirve de base para una discusión desapasionada del tema)
Si queremos un sistema de justicia democrático, independiente, ajeno a los intereses de un partido, un grupo económico y social, es obligatorio un sistema de justicia independiente, para lo que es necesario modificar la Constitución, lo cual no anula, aclaro, el deseo del presidente Luís Abinader de seleccionar una persona que reúna las condiciones requeridas para investigar y someter a la justicia a los delincuentes.
Lo repito: La República Dominicana no necesita un Procurador General independiente; no existe, necesita un sistema de justicia independiente de los demás poderes del Estado como lo supone una “democracia representativa” que tiene, a saber, tres poderes, independientes, uno del otro, Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
En nuestro país sucede que dos de los tres poderes están subordinados al Ejecutivo. Tenemos un sistema presidencialista. El Ejecutivo tiene un poder omnímodo. Es un monarca, un rey, que decide quien vive y quien muere, quien debe estar libre y quién preso. Cambiar esa cultura, ese modelo, requiere de una voluntad política, de un cambio de mentalidad, y, por supuesto, de una práctica diferente. El presidente de la república no puede seguir siendo un Dios. No puede controlar el Consejo de la Magistratura. La democracia es del pueblo y para el pueblo, que es el Soberano.
Pienso que las condiciones objetivas y subjetivas están dadas para el cambio. Cuando hablo de modificar la Constitución (me gusta una Constituyente) no digo que debe hacerse mañana, o dentro de un mes. No. sería la primera vez en muchos años que la Carta Magna no se cambiaría para la reelección presidencial. Soy partidario de cinco o seis años de gestión presidencial, un referéndum revocatorio a los cuatro años. ¡Y nunca más! Pero también podemos reafirmar el modelo estadounidense, de un mandato y la posibilidad de un segundo, sin que los recursos del Estado sean un factor.
Mientras tanto, en lo que el hacha va y viene, debemos tener al frente del Ministerio Público para que investigue y someta a los tribunales a los corruptos de ayer y los de hoy si prevarican. No puede haber impunidad. ¡No más!