Por Franklin Rosa
El mundo tiembla frente a la incertidumbre de una guerra civil en los EUA, el colapso de la sociedad norteamericana, su sistema capitalista y el derrumbe de su liderazgo mundial como potencia hegemónica.
Todos los factores de inestabilidad y confrontación se vienen acumulando; el principal instigador es el presidente Donald Trump, el cual ha comenzado a criticar y dudar de la transparencia del proceso electoral y de las votaciones anticipadas por correo que se vienen realizando de una forma abrumadora como consecuencia de la pandemia del coronavirus y que terminaran el 3 de noviembre día oficial de la celebración de las elecciones presidenciales de EUA.
El deterioro del ambiente político viene de las elecciones del 2016, cuando el candidato Trunp rompió la alianza estratégica de los dos partidos y comenzó a insultar y señalar en su discurso de campaña a los Clinton como corruptos y que eran los representantes de las grandes corporaciones y de Wall Street y atacando frontalmente la globalización y todos los tratados comerciales que habían firmados los EUA o estaban en vía de firmarse con otras naciones.
En el proceso de la campaña interna del Partido Republicano, Trump prácticamente avasalló y ridiculizó a los dinosaurios de ese partido derrotándolos en las convenciones internas, muchos quedaron resentidos, pero al ver el fenómeno Trump apuntalarse como posible ganador de la contienda electoral se plegaron a él y comenzaron a tolerar sus imprecisiones, payasadas y ridiculeces.
El equipo de Trump integrado por la nueva derecha norteamericana con ideología antisistema, antiglobalización, nacionalista y de supremacistas blancos que tiene como uno de su ideólogo a Steve Bannon que plantean tres ejes básicos en su política interna: la desregulación de la economía con el apoyo al uso del fracking y el carbón, en contra del cambio climático; la baja de los impuestos, y la anti- inmigración.
En la política internacional plantean la confrontación y subordinación incondicional de todos los aliados que necesitan de su defensa para su seguridad y que deben pagar los costos de esa defensa y estimulan la división de la Unión Europea apoyando el Brexit. La confrontación viene dada en todos los frentes desde la guerra comercial con China y el mundo hasta la ruptura de todos los tratados con organismos de las Naciones Unidas, y de armas estratégicas con la Federación Rusa.
El origen de esta confrontación partidaria que hoy llega al borde de una guerra civil son las condiciones de vida y materiales del pueblo norteamericano, los blancos y los negros que sufrieron la crisis económica del 2008 donde cientos de miles de personas quedaron sin empleo por las crisis de las hipotecas y perdieron sus casas, carros y 50 millones de personas se quedaron sin seguro de salud, disparándose los índices de pobreza.
Antes de esta crisis varios sectores de la economía norteamericana habían colapsado por la competencia comercial como las siderúrgicas y parte de industria automotriz, más todas las multinacionales que fueron trasladando sus parques industriales a China y Asia.
El senador demócrata liberal Bernie Sanders, que dice que es socialista, señala la verdadera situación que vive el pueblo norteamericano, salario estancado por décadas, la precarización del empleo, tipo Uber y McDonalds; la juventud sin derecho a la educación universitaria e inalcanzable por sus costos o la deuda aplastante que tienen que asumir; el sistema de salud limitado y cada día más precario excluyendo a más de 50 millones de personas; un banco Central, privado, la Reserva Federal que trabaja para los grandes bancos, corporaciones y para financiar el déficit fiscal y comercial del imperio, ya que tiene el monopolio de la maquinita de hacer dólares Fiat sin respaldo en oro. La infraestructura del país, puentes y carreteras en condiciones deplorables, sin ningún sistema de tren moderno de alta velocidad. Y quedando rezagado en la carrera tecnológica de la comunicación con el 5G frente a China y en la carrera armamentista frente a la Federación Rusa.
En lo económico la posición de Trump, antisistema, se desvaneció y ha abierto el grifo del dinero Fiat, inorgánico, de la Reserva Federal, aumentando la deuda soberana a niveles insólitos; desarrollando un programa de flexibilización cuantitativa con la tasa de interés a 0% para los bancos y grandes corporaciones; manteniendo a flote a pesar de las pérdidas millonarias al fracking en aras de una autosuficiencia energética.
En su gestión de gobierno sus inversiones fundamentales han sido funestas, millones para la construcción del muro con México y 700,000 mil millones en el presupuesto militar.
El pésimo manejo de la pandemia por Trump ha sido el clímax de esta gran tragedia que vive el pueblo norteamericano que han exacerbado todas las grietas sociales y conflictos de la sociedad, han proliferado las milicias armadas y la confrontación racial, aupadas por el leguaje y la actitud del mismo Trump.
Los resultados de las elecciones del 3 de noviembre con un Trump fuerte en muchos Estados y con un Partido Republicano que acaba de fortalecer sus posiciones en el Tribunal Supremo al nombrar una jueza ultraconservadora, si les son adversos, pueden ser rechazados por Trump, como fraudulentos y negarse a entregar el poder.
La historia de los imperios nos señala que tienen su Nerón dispuesto a quemar a Roma, y el Presidente Trump tiene las agallas y la suficiente locura para transitar por ese camino.
La nueva normalidad que nos impone la pandemia tal vez tipifique la guerra civil que pende sobre el glorioso pueblo norteamericano, ojalá no se presente jamás la guerra civil a la nueva normalidad que desea el presidente Trump.