Por la Dra. Stephanie Molina, oftalmóloga y cirujana plástica ocular.
En los últimos años, la blefaroplastía ha sido reconocida principalmente como una cirugía con fines estéticos. Sin embargo, como oftalmóloga y cirujana plástica ocular, mi experiencia me ha demostrado que esta intervención va mucho más allá del aspecto físico: se trata de una cirugía que puede mejorar significativamente la calidad de vida, la salud visual y la autoestima del paciente.
¿Qué es la blefaroplastía?
La blefaroplastía es una cirugía que corrige el exceso de piel, laxitud de párpados y, en algunos casos, grasa en los párpados superiores e inferiores. Es una intervención altamente especializada que debe ser realizada con precisión quirúrgica y profundo conocimiento del sistema ocular.
Más que estética: beneficios funcionales
Aunque muchos pacientes acuden por razones estéticas, la blefaroplastía puede ofrecer importantes beneficios funcionales. El más común es la mejora del campo visual. En muchos casos, el exceso de piel en los párpados superiores cae sobre las pestañas, generando un efecto de “cortina” que limita la visión periférica superior. Esto puede afectar tareas cotidianas como conducir, leer o incluso caminar con seguridad.
Al corregir esta condición, no solo se logra una apariencia más descansada y rejuvenecida, sino que se recupera una visión clara y sin obstrucciones. En algunos casos, la cirugía también ayuda a aliviar molestias como fatiga ocular, cefaleas frontales o tensión en los músculos de la frente, producto del esfuerzo constante por “levantar” los párpados.
Seguridad, especialización y resultados
Como cualquier procedimiento quirúrgico, la blefaroplastía conlleva riesgos. Sin embargo, cuando se realiza en manos de un especialista certificado, sobre todo un oftalmólogo entrenado en cirugía plástica ocular, esos riesgos se reducen significativamente.
Como especialista con doble formación, combino los conocimientos médicos de la oftalmología con la técnica plástica ocular, lo que permite un enfoque integral. Esto es vital, porque no solo se trata de mejorar la apariencia de los párpados, sino de cuidar, y proteger, el órgano de la visión.
El párpado es una estructura compleja, delicada y funcionalmente vital para la protección del globo ocular. Por eso es esencial que quien realice esta cirugía tenga no solo destreza quirúrgica, sino conocimiento profundo de la anatomía ocular, sus estructuras y funciones. No se trata de una simple “cirugía estética de párpados”; es una intervención que involucra la salud visual del paciente y debe manejarse con rigor médico.
¿Quiénes son candidatos?
Pacientes que presentan ptosis palpebral (párpados caídos), bolsas debajo de los ojos, exceso de piel que afecta la visión, o simplemente desean rejuvenecer su mirada, pueden ser candidatos para esta cirugía. Pero la indicación debe hacerse siempre luego de una evaluación oftalmológica completa, ya que no todos los casos se manejan igual.
Más allá del cambio visible, lo que más emociona a muchos de mis pacientes es lo que experimentan después: vuelven a mirar el mundo con nitidez y, al mismo tiempo, se sienten más seguros de sí mismos. No es solo una cuestión de estética; es una intervención que, cuando está bien indicada y correctamente realizada, transforma la vida.
Mi invitación a quienes consideran esta cirugía es clara: infórmense, hagan sus evaluaciones con un especialista, y asegúrense de que el procedimiento esté en manos de alguien que entienda no solo de belleza, sino de visión.