Miguel Cruz Tejada
NUEVA YORK._ Alexander Flemming, un afroamericano con 10 arrestos previos, mató de un escobazo a su tía, Juanita Dallas de 55 años en medio de una discusión después que el propietario del edificio donde residía la víctima le prohibiera la entrada al inmueble porque buscaba problemas, se orinabas y defecaba frente a la propiedad.
El sobrino, descrito como un adicto irremediable a las drogas le exigía a su tía que lo dejara entrar a lo que ella no accedió y fue a reclamarle airado por la prohibición, lo que fue el origen de la discusión.
El crimen, Flemming lo perpetró en el mismo edificio situado en la calle 164 en Queens y cuando discutía con la tía, tomó la escoba y la golpeó con el palo, con tan fuerza que la mató.
Familiares y residentes en el edificio dijeron que a Flemming se le veía frecuentemente drogado y estaba mentalmente desquiciado que a menudo paseaba por la cuadra.
La tía llevaba una década residiendo en el lugar.
El sobrino también golpeó al propietario del inmueble semanas antes de que matara a Juanita.
Incluso defecó frente a la casa.
Logró entrar al apartamento ubicado en el sotano del edificio donde asesinó a la tía con la escoba.
Fleming está acusado de asesinato después de que los policías lo arrestaron el martes.
La confrontación fatal se desarrolló mientras la madre de Dallas’ y el hijo de 15 años estaban en la casa, dijo una prima del matador. Para los vecinos, la lucha fue la trágica culminación de problemas de largo tiempo.
Fleming tuvo varios enfrentamientos tensos con el propietario Jainarine Chandick, quien dijo que no quería que al alborotador que había acumulado 10 arrestos previos, en su propiedad.
Afirmó que llamó a la policía cuando Fleming lo golpeó en la cara y le causó una fractura a principios de este agosto.
“Él venía aquí y se orinaba en mi concreto,”, dijo Chandick. Él también defecaba allí”.
Los arrestos anteriores de Fleming se remontan a 2018, cuando fue arrestado por daños criminales en Queens, según su récord judicial.
Desde que salió de la cárcel tuvo problemas con la ley, robando y exponiéndose con lascivia frente a un niño.
El propietario dijo que unas semanas antes del asesinato Fleming entró forzosamente al patio.
“Traté de detenerlo y él me golpeó en la cara, rompió la luz de la puerta, por lo que no funciona”, señaló el dueño.
El vecino José Lizo dijo que a menudo veía a Fleming drogado, encorvado, balanceándose, y pareciendo un zombie.
Relató el vecino que cuando una vez atrapó a Fleming hurgando dentro de su automóvil, apenas podía ponerse de pie o mantener los ojos abiertos.
“Cuando venía a ver a su familia, llamaba a la ventana y le abrían”, añadió Lizo.