Washington/Doha/Jerusalén. — Israel y Hamás confirmaron este martes un acuerdo para implementar la primera fase del plan de paz impulsado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que contempla la liberación “muy pronto” de los últimos rehenes israelíes a cambio de la excarcelación de alrededor de 2,000 presos palestinos, una retirada técnica de tropas israelíes a una línea acordada y la entrada de ayuda humanitaria en la Franja.
Trump anunció el entendimiento en Truth Social, celebrándolo como un “acontecimiento histórico” y asegurando que “todas las partes recibirán un trato justo” en el marco de un proceso que, dijo, está concebido para construir una paz sólida, duradera y permanente.
El primer ministro Benjamín Netanyahu afirmó que el Ejecutivo israelí se reunirá para votar el acuerdo, al que calificó como “un éxito diplomático y nacional”, reiterando su objetivo de traer “a todos los rehenes a casa”.
De su parte, Hamás confirmó el pacto y exhortó a Trump y a los países garantes —con mención a Qatar, Egipto y Turquía— a asegurar la plena implementación de los compromisos asumidos por Israel en esta fase inicial.
El portavoz de la Cancillería catarí, Majed al Ansari, indicó que los mediadores acordaron “todos los términos y mecanismos de implementación” relativos al alto el fuego, el canje de rehenes y prisioneros y la apertura humanitaria, señalando que los detalles se divulgarán más adelante.
Según los elementos compartidos por las partes, el intercambio incluye a 48 rehenes israelíes —la mayoría reportados sin vida— que serían entregados en etapas y bajo supervisión internacional, a cambio de aproximadamente 2,000 presos palestinos, con prioridad humanitaria y de edad.
La retirada militar israelí descrita como “técnica” delimitaría corredores y zonas de seguridad para facilitar el canje y permitir el flujo de asistencia, sin implicar en esta fase una desmovilización completa ni definiciones finales sobre desarme o administración civil.
Washington explicó que esta fase no cierra los capítulos más sensibles —desarme de milicias, supervisión internacional, gobernanza y reconstrucción—, que quedan para rondas posteriores y bajo un marco de garantías multilaterales.
Las negociaciones se aceleraron en Sharm el Sheij (Egipto), con la presencia del enviado especial de la Casa Blanca para Oriente Próximo, Steve Witkoff, y del asesor Jared Kushner; Qatar desplazó a su primer ministro, y Egipto y Turquía participaron a través de sus servicios de inteligencia.
Trump agradeció públicamente el papel de Qatar, Egipto y Turquía y subrayó que el acuerdo constituye un “gran día” para el mundo árabe y musulmán, Israel y Estados Unidos, insistiendo en que “todos los rehenes serán liberados muy pronto”.
Hamás, por su lado, remarcó que el compromiso con el pacto no altera sus demandas políticas de fondo, entre ellas la retirada completa y el respeto a los derechos nacionales palestinos, objetivos que dice perseguir hasta alcanzar libertad e independencia.
En Israel, la coalición gubernamental deberá ratificar el texto entre presiones de sectores que piden garantías de seguridad adicionales y de familiares de rehenes que exigen celeridad en la liberación y prioridad médica en el intercambio.
Fuentes diplomáticas precisan que el mecanismo humanitario prevé verificación de cargamentos, apertura de puntos de acceso y prioridad sanitaria para hospitales y plantas potabilizadoras, con participación de agencias de la ONU y ONG.
De consolidarse esta primera fase, los mediadores activarán un calendario de trabajo para discutir el alto el fuego sostenible, la administración tecnocrática palestina en Gaza y el esquema de supervisión internacional que deberá garantizar cumplimiento y seguridad para ambas partes.