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Los síntomas de la nueva variante del coronavirus, ómicron, van desde el dolor de garganta, hasta mucosidad nasal y malestar general. Para aliviar estos signos, ciertos medicamentos son buenos aliados. Uno de los aspectos importantes a tener en cuenta es el número de dosis diarias que debemos tomar.

Altice

De Sudáfrica al resto del planeta, la variante ómicron ha dado en apenas dos meses un giro inesperado a la evolución de la pandemia en un momento en el que muchos países creían ya haber ganado el pulso al coronavirus. Sin embargo, lejos de producirse ese jaque mate definitivo, la nueva cepa ha disparado el número de contagios y la incidencia del virus, batiendo récords nunca antes registrados desde aquel fatídico marzo de 2020.

Eso sí, a pesar del crecimiento exponencial de la curva más vista de los dos últimos años, la situación es bien diferente. El avance de la vacunación y el mayor conocimiento del Covid-19 han logrado que la cifra de ingresos y la presión en unidades de cuidados intensivos sea bastante menor. Y, aunque ómicron ha resultado ser más contagiosa que otras variantes como la delta, parece que su sintomatología cursa de forma más leve.

Dolor de garganta, mucosidad nasal, molestias respiratorias moderadas, cansancio y malestar general, tos… Son los signos más comunes de la cepa con la que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se infectará más del 50% de la población europea en las próximas semanas. Se tratan de signos que no revisten gravedad, pero que pueden llegar a ser muy molestos. Por ello, los medicamentos son siempre unos buenos aliados en estos casos.

Pero, ¿qué es mejor para combatir los síntomas de ómicron, el ibuprofeno o el paracetamol? Partiendo de la premisa de que el paciente sintomático necesita de un control médico, “en principio, es más recomendable el paracetamol, porque uno de los síntomas predominantes de esta variante es la fiebre, y el efecto antitérmico del paracetamol es más intenso que el del ibuprofeno”, afirma Lorenzo Armenteros, portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).

El especialista comenta que otro fármaco con efecto antitérmico que se podría añadir es el metamizol, que como marca comercial sería el nolotil: «Si no hay ninguna contraindicación, puede tomarse en caso de que la fiebre fuese muy alta y no descendiese con el paracetamol».

En cuanto al ibuprofeno, Navidad Sánchez, vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC), declara que, por su efecto antiinflamatorio, se elegiría este fármaco «si alguno de los síntomas que presenta el paciente cursa, además, con inflamación (dolor de garganta)».

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Sobre este medicamento, Armenteros asegura que, a pesar de que se ha discutido su prescripción para tratar el coronavirus, se ha demostrado que su uso no conlleva ningún efecto perjudicial en el abordaje de la infección. “Puede ser una alternativa en el caso de que predominen los dolores musculares de algún tipo, una señal que también suele producir esta variante”, indica, aunque aclara que esto sería conveniente solo en aquellos casos en los que no fuera suficiente con la toma del paracetamol, que además de antitérmico, también tiene un poder analgésico. En concreto, para estos pacientes, aconseja que “podríamos añadir un ibuprofeno a las tres horas de tomar un paracetamol”.

No obstante, el portavoz de la SEMG advierte que no es recomendable la alternancia entre ambos tipos de medicamentos: “Lo que sugiero es utilizar un solo fármaco y agregar un segundo en momentos puntuales, bien porque la fiebre no baje o bien porque no se reduzca el dolor de forma suficiente”. ¿Y por qué no se aconseja la combinación de paracetamol e ibuprofeno? La respuesta está en una posible sobredosificación. En este sentido, el especialista detalla que se puede sobredosificar en patologías en las que es conveniente una reducción del dolor o de la fiebre, pero no es necesario una abolición absoluta de estos síntomas.

“La fiebre es nuestro mecanismo de defensa. Si la reducimos de una forma demasiado intensa, podemos alargar la enfermedad al impedir la reacción natural de nuestro cuerpo. Por ello, solo cuando nos afecte de forma patológica es cuando debemos tratarla”, explica Armenteros, que añade que se deben utilizar fármacos antitérmicos en aquellos casos donde la fiebre ascienda a 38 grados. Por su parte, en cuadros de febrícula en los que el paciente no se encuentre mal, “es importante que el cuerpo haga su parte curativa con la elevación de la temperatura”.

¿Cuál es la dosis recomendada?

Los expertos siempre aconsejan utilizar la mínima dosis y por el mínimo tiempo necesario. De esta forma, en el caso del paracetamol, podría ser suficiente con 650 mg cada ocho o seis horas. Si con esta cantidad no se obtiene resultado, se puede pasar al paracetamol de 1 g, aunque las dosis diarias se limitarían a 3.

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“En el ibuprofeno ocurre lo mismo. Debemos usar siempre la dosis más baja y lo recomendable es decantarnos por el de 400 mg y reservar solo el de 600 mg para determinadas situaciones patológicas que lo precisen y bajo supervisión médica”, expone Armenteros. El especialista manifiesta que con la dosis de 600 mg el daño renal es alto. Acerca de la pauta de ibuprofeno en niños, la vocal de la SEFAC apunta que esta es de 20-30 mg/kg cada 6 u 8 horas.

Respecto al tiempo que tarda en hacer en efecto ambos fármacos, Sánchez explica que en función de la forma farmacéutica y de la formulación puede haber pequeñas diferencias en el tiempo de acción: «Fórmulas en sobre o disolución (jarabes) presentan un tiempo de acción inferior al comprimido, así como determinadas sales (ibuprofeno con arginina o con lisina) causan una absorción más rápida y, en consecuencia, un tiempo de inicio de acción menor».

En teoría, según Armenteros, estos medicamentos dependen de su metabolismo: mientras que el paracetamol se elimina por el hígado, el ibuprofeno lo hace por el riñón. «Cada persona tiene un metabolismo farmacológico diferente. Hay quienes se denominan metabolizadores rápidos, en los que los fármacos suelen hacer efecto en un corto espacio de tiempo», expone Armenteros.

En concreto, este tiempo es el que tarda el fármaco en llegar al torrente sanguíneo y distribuirse por el organismo. Tanto en el ibuprofeno como en el paracetamol, suele oscilar entre 30 minutos o 1 hora cuando se llega a la concentración máxima en sangre.

Remedios caseros

Como los síntomas de la ómicron son similares a los que presenta un resfriado, hay remedios y consejos que también pueden servir para aliviarlos:

Los vahos de eucalipto han demostrado que pueden aliviar los síntomas en adolescentes y niños rápidamente. No obstante, su uso debe limitarse a los tres días, pues podría entonces provocar irritación.

Es importante mantenerse hidratado mediante agua o caldos, pues facilitará la eliminación de la mucosidad y ayudará a prevenir bloqueos en los senos nasales y a aumentar la irritación.

Es conveniente reposar, sin que el cuerpo sufra cambios bruscos de temperatura ni se encuentre en ambientes cargados.

Para calmar la tos seca, son varias las opciones, como tomar miel para aliviar la garganta irritada o hacer gargarismos.

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