Por JUAN T H
Señores aspirantes a la presidencia de la República por el Partido Revolucionario Moderno (PRM), no permitan que el sectarismo, las tendencias ni el canibalismo, los saques del poder. Recuerden siempre que es “mejor arriba con presión que abajo con depresión”, que en política siempre será mejor arriba, que abajo.
He visto algunas encuestas que dicen que el PRM tiene sólo dos candidatos con amplias posibilidades de ganar la convención interna y convertirse en presidente o presidenta del país, a saber, David Collado y Carolina Mejía. Los demás tienen porcentajes muy bajos, algunos no llegan al uno por ciento, otros no llegan a 10%. Están fuera de competencia por más dinero que inviertan. Les falta ángel, carisma, liderazgo, no concitan pasiones ni odios. No prenden en el gusto de la gente.
No significa que deban dejar sus aspiraciones; al contrario, lo que deben hacer es trabajar duro, ganar espacio, afianzar su liderazgo en las bases del partido que serán las que, al final, elegirán al candidato o la candidata.
Es posible, casi seguro estoy, de que habrá acuerdos entre distintos aspirantes a la presidencia de la República, para afianzar la victoria o para ganar preponderancia de cara al futuro.
Los aspirantes a la nominación deben saber que no todos pueden ser candidatos ni presidentes de la República, que el presidente será uno o una, por lo tanto, deben hablar, conversar y llegar a un acuerdo político que los beneficie a todos, en mayor o menor medida. Es verdad que algunos dirigentes del PRM tienen más cultura política, más capacidad de comunicación, de convencimiento, de experiencia que otros, pero no por ello tienen el favor de la gente. Penosamente lo digo.
Si es cierto, como dicen las encuestas que he visto últimamente, que la principal disputa está entre David Collado y Carolina Mejía, debe establecerse un protocolo de respeto a la voluntad popular, donde, gana quien gane, no se sienta perdido ni perjudicado, que sean las boletas de los sufragantes las que hablen en una convención democrática, plural, diáfana, donde el dinero no sea un factor y donde el fantasma del fraude no aparezca en ninguna mesa electoral. Eso garantizaría la unidad del partido y el triunfo en las elecciones del 2028 al mismo tiempo.
Dicen las malas lenguas que más de un aspirante a la nominación presidencial renunciaría del PRM y se iría a otro partido. No lo creo, sería un error imperdonable, enterrarse políticamente. Además, la ley establece que, si usted pierde la convención en su partido, no puede serlo por otro por otro.
Eso sólo se lo permitió la Junta Central Electoral al expresidente Leonel Fernández que, tras perder la convención en el PLD, fundó o compró el Partido de los Trabajadores Dominicanos para luego cambiarle el nombre y ponerle Partido Fuerza del Pueblo, robándose el hijo del 14 de junio, con todo y Raza Inmortal y las Hermanas Mirabal. (Un precedente funesto)
Por cierto, el expresidente Leonel Fernández sigue en una posición muy crítica; su hijo, el senador Omar Fernández casi lo dobla en simpatía gracias a los esteroides que le inyectan los medios de comunicación y algunos sectores económicos que considera debe retirarse de la contienda y darle paso a su pupilo, a lo que se niega.
El PRM tiene jóvenes muy buenos, dirigentes prometedores, no solo David y Carolina; también está Guido Gómez Mazara, un pico de oro, bien formado, carismático, la vicepresidenta, doña Raquel Peña, académica, trabajadora, leal, Wellington Arnau, Yayo Sanz, Víctor De Aza y Roberto Fulcar. Pronto aparecerán otros.
Algunos especuladores sostienen que el presidente Luís Abinader tiene su “candidato o candidata bajo la manga”. No lo creo. Abinader cometería un error fundamental si decidiera respaldar a este o aquel, pues dejaría al partido y al gobierno sin arbitro. Y el PRM precisa de un árbitro, que se muestre imparcial. Y que gane el que más votos de las bases del partido obtenga, que no necesariamente será el mejor o la mejor, porque el pueblo muchas veces se equivoca.
Dicen que los funcionarios que ocupan cargos públicos, aspirante a la nominación presidencial renunciaran a comienzo del próximo año. No sería mala idea. Muchos candidatos están gastando dinero público. Los cargos son los que sostienen sus aspiraciones.
Reúnan, hablen, pónganse de acuerdo, únanse, elaboren una plataforma política, una visión de país, porque, recuerden, es mejor arriba con presión, que abajo con depresión.