Por Franklin Rosa
La OTAN tiene suficiente experiencia de cómo se destruye y se aplasta un Estado soberano, la mutual mortífera OTAN-EU, hizo de una exclusión aérea a Libia, un cielo abierto para bombardear sin límites al país, asesinar a Gadafi, confiscar sus reservas de oro y dólares, tomar los pozos petroleros y transformar la nación más prospera y rica de África en un Estado fallido con ejércitos y bandas armadas en permanentes confrontación, una tierra de nadie. El objetivo geoestratégico fue logrado, destruir una nación soberana, independiente y antiimperialista que combatía al sionismo. Todo este genocidio fue impunemente realizado sin ser sancionado por la comunidad internacional, con la complicidad de la ONU y la prensa internacional que justificaba tal barbarie.
La OTAN y todo el mundo occidental de manera irresponsable ha estado apoyando a Ucrania con armas y financiamiento, y estimulando la confrontación, abandonando el camino diplomático y desconociendo el Acuerdo de Minsk. Si la OTAN no iba a defender a Ucrania, como lo ha manifestado, que no quiere enfrentar a Rusia, y que Ucrania no pertenece a la OTAN y no está obligada a defenderla, porque permitieron que Ucrania se fuera a la guerra, y no obligaron a las Repúblicas Independientes de Donetsk y Lugansk y a Ucrania a que respetaran y cumplieran el Acuerdo de Minsk.
Rusia no reconoció la independencia de las repúblicas independientes y por 8 años apoyo y sostuvo el Acuerdo de Minsk, implorando su cumplimiento y a cambio recibió la masacre permanente de la población civil rusa de Donestk y Lugansk; 14 mil muertos civiles, una gran tragedia, que el mundo occidental no vio, ni le interesó ver.
El menosprecio al cumplimiento del Acuerdo de Minsk por la OTAN se debe a que el objetivo geoestratégico es Rusia, provocar la guerra, sacrificar a Ucrania, en una guerra desigual, endosarle el genocidio que provocaran las bandas fascistas atrincheradas en las ciudades, porque los militares ucranianos han abandonado los frentes de batalla por respeto al ejército ruso y a su superioridad; justificar las sanciones a Rusia, excluirla del mundo occidental, aplastarla económicamente para que vuelva obediente al redil del imperio norteamericano, como un socio subalterno, así fueron los gobiernos de Gorbachov y Boris Yeltsin, y pasar a servirle en la lucha frente a China, en su geoestrategia de contener al gigante asiático.
Se puede evitar otra Libia y buscar la paz en Ucrania. Rusia ha sido clara y reiterativa en su planteamiento de paz, la firma de un acuerdo o pacto de seguridad de toda Europa, que garantice frontera segura, sin armas letales ni misiles, y que no se integren a la OTAN países fronterizos con Rusia y la neutralidad de Ucrania. Estos son los objetivos estratégicos que persigue Rusia y que todo el mundo sensato los reconoce como justo y valedero.
El mundo está en vilo con estas potencias nucleares jugando con fuego, y con las acciones irresponsables de la OTAN, si no hay una paz inmediata entre las partes, el destino de Ucrania como nación independiente estará perdido y volverá hacer como siempre ha sido, parte de la historia del pueblo ruso.