¿Hablas español?, pregunta la psicóloga mexicana Laura V. Cuaya a su perro Kun-Kun, que reacciona ladrando. Sin embargo, al lanzarle un “beszélsz magyarul?” (¿hablas húngaro?), la respuesta del animal es el silencio y una actitud de sorpresa.
Esa diferente reacción resume el resultado de la investigación dirigida por Cuaya y que ha demostrado, por primera vez, que un cerebro no humano puede distinguir dos idiomas, cuando uno de ellos le es familiar.
En un artículo publicado recientemente en la prestigiosa revista “NeuroImage” (https://doi.org/10.1016/j.neuroimage.2021.118811), Cuaya y sus colaboradores analizan cómo reacciona el cerebro de los perros ante un idioma desconocido.
REACCIÓN AL HÚNGARO
“Nos mudamos a Budapest porque aquí se encuentra, en el Departamento de Etología de la Universidad ELTE, el laboratorio pionero en investigaciones sobre perros. Es un referente mundial”, explica Cuaya sobre esa novedosa rama de la biología, que estudia el comportamiento de los animales en su medio natural.
La etóloga cuenta a Efe que cuando llegaron a Hungría vieron que la gente es muy amable con los perros y que aunque Kun-Kun y Odín (el otro border collie de Cuaya) se mostraban muy contentos con tanta atención, también notó “una conducta diferente” de los canes.
“Es evidente que los bebés humanos pueden distinguir entre idiomas. Entonces pensamos en el mismo fenómeno con los perros: si ellos también estaban detectando que este es un idioma diferente, o no”, explica la mexicana el origen de esta investigación.