NY.- La devastada madre de dos niños asesinados por su niñera en Nueva York en 2012 abandonó este viernes en llanto la sala donde se desarrollaba el juicio, acusando a la culpable de “diablo” y “mentirosa”.
La niñera de origen dominicano, Yoselyn Ortega, de 55 años, es juzgada por el asesinato de Lucia, de seis años y Leo, de dos, con un cuchillo de cocina en el cuarto de baño del apartamento de la familia en Nueva York, el 25 de octubre de 2012. La acusada no niega los cargos pero alega demencia.
Se trata de un caso que aterrorizó a padres de todo el mundo y hasta inspiró una novela que fue superventas sobre la relación entre una madre trabajadora y la persona que contrata para cuidar de sus hijos.
La madre Marina Krim, de 41 años, rompió en llanto y rabia durante el juicio y abandonó la sala en medio de su testimonio tras haberse ido encolerizando por las preguntas que le iban haciendo.
“Porque es el demonio”, gritó cuando la abogada Valerie Van Leer-Greenberg trataba de reanudar el interrogatorio. “Son unos mentirosos”, gritó. “Eres el diablo”, añadió antes de abandonar la sala de audiencia.
Diez minutos más tarde regresó al juicio donde, a pesar de las objeciones de la defensa, un abogado de la acusación le pidió que compartiera “la historia que vas a contar al tribunal”.
La señora Krim contó entonces, entre lágrimas, un episodio que le había perturbado profundamente en su relación con la niñera.
Explicó que cuando le anunció que estaba embarazada de su cuarto hijo, Ortega reaccionó con “mucha emoción”, exagerada, según ella, y que la abrazó y le dijo repetidamente “Te quiero, te quiero”.
Sin embargo, cuando, pasado el tiempo, tuvo un aborto, “entonces no me abrazó, no mostró nada de emoción, como si estuviera resentida conmigo por haber abortado”.
Entonces Krim gritó: “¡Es una narcisista, todo es por dinero, todo era por dinero!”.
Cuando se reanudó el juicio, Krim abandonó la sala gritando y ya no volvió a regresar, dejando que los abogados de la acusación siguieran con los interrogatorios.
En el juicio, que durará unos tres meses, la acusación trata de probar que Ortega había planificado los asesinatos mientras la defensa alega un acceso de locura, argumentando que la acusada tenía problemas mentales que no habían sido tratados.