Por Luis González Fabra
El rio Yaque del Sur es un tesoro del suroeste más importante que el oro y el petróleo que se dice reposan en las montañas de esa región cuasi olvidada de nuestro país.
Nace en la Cordillera Central en forma de una pequeña noria. Se desplaza por el Valle del Tetero hasta Padre Las Casas y confluye con la presa de Sabana Yegua donde el rio San Juan y las aguadas que se generan en la cuenca baja le hacen su aporte.
Cuando el Yaque llega a Villalpando se encuentra con un dique derivador de sus aguas para alimentar el canal Ysura que alimenta los sembradíos de Azua.
A decir verdad, a partir de Villalpando el noble Yaque del Sur se despliega como un abanico de salvación alimentando los sistemas de riego de Las Minas, Fondo Negro y las Lajitas de Vicente Noble. En ese punto está la toma de agua del Acueducto Regional del Suroeste que recibe su contribución.
Al continuar su curso hacia Tamayo encuentra el rio el dique de Santana que le obliga a abastecer la zona agrícola del municipio donde se producen los mejores plátanos de nuestro país.
El rio fertiliza con sus aguas a Uvillita, Vicente Noble y Canoa y por ahí sigue su camino prodigando bienestar en su recorrido a las comunidades de Jaquimeyes, el Peñón, Fundación, Cabral, Pescadería, El Cachón, Habanero. Y finalmente desemboca en el Mar Caribe en la Bahía de Neyba.
Pero todo ese maravilloso recorrido del Yaque del Sur podría dejar de ocurrir si quienes tienen la responsabilidad de cuidar de su curso no se ocupan en detener “la avanzada erosión del más importante rio de la región suroeste del país.”
En febrero de este año el Listín Diario público un interesante trabajo titulado “Salvemos el Otro Yaque”, bajo la firma de Benny Rodríguez. Esa publicación era un llamado de atención a evitar el desastre que podría ocurrir para la agricultura del suroeste sino se detiene el continuo deterioro del rio y su progresiva degradación.
De acuerdo al trabajo que sirve de base a estos comentarios, “a pesar de los estudios efectuados, no se termina de adoptar las medidas para evitar una futura y completa desaparición del rio Yaque del Sur”.
El deterioro del rio se debe esencialmente a las malas prácticas ejercidas por agricultores y depredadores que producen fuegos en la zona de influencia del Yaque así como los cultivos agrícolas y el corte de madera.
Se cita a Rafael Matos Félix, profesor de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, decir que “históricamente el Yaque del Sur, que baja sobre más de mil metros de la Cordillera Central hacia la zona baja, viene con mucha velocidad que lo hace erosionar en Villalpando y el Salado entre otros puntos. Toda esa tierra la trae hacia acá, pero está totalmente deforestado en su cuenca alta por lo que se hace necesario reforestar para una protección completa y que en sus márgenes, es decir, en la salida de sus aguas hacia la zona baja, sea protegida con barreras de bambú.”
Hasta ahora ni el ministerio de Medio Ambiente ni ningún otro organismo oficial ha mostrado interés en enfrentar con responsabilidad la situación del Yaque del Sur, o por lo menos, no se sabe de ningún anuncio público en ese sentido.
Lo peligroso es que no se haga nada, se deje al tiempo, y cuando la desgracia sea casi imposible de revertir entonces vayan corriendo a enmendar a un alto costo lo que pudo haberse hecho con menos inversión si se hacía a tiempo.