Corrupción y narcotráfico en República Dominicana: la impunidad de El Abusador
Juan T H
La crisis de seguridad en República Dominicana: complicidad y encubrimiento
En cualquier país serio, la incapacidad y corrupción en los organismos de seguridad estatal habrían provocado un cambio radical hace años. Sin embargo, en la República Dominicana, donde la complicidad se extiende a todos los niveles del poder, la impunidad sigue siendo la regla ante casos graves de corrupción, lavado de activos, narcotráfico y crimen organizado.
La realidad es contundente: los grandes capos caen solo cuando las evidencias son irrefutables y fuerzas internacionales, como las agencias de seguridad de Estados Unidos, intervienen para perseguir, arrestar y extraditar. Mientras tanto, en las principales ciudades dominicanas, las drogas se venden abiertamente, sin que las autoridades muestren voluntad real para frenar esta crisis.
Más de 100 mil puntos de venta de drogas en un país pequeño
En un territorio de apenas 48 mil kilómetros cuadrados, tener más de cien mil puntos de venta de drogas es una anomalía alarmante. Así lo indican los informes de los organismos que supuestamente combaten el narcotráfico. Además, denuncias internas de agentes de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) revelan prácticas aberrantes, como la colocación de estupefacientes a jóvenes que rechazan el microtráfico en sus barrios.
El negocio de las drogas en la República Dominicana es uno de los más lucrativos y sofisticados, gracias a la colaboración activa de funcionarios civiles y militares. Esta realidad es tan conocida que incluso la comunidad china en Bonao está al tanto de ella.
El caso de César Emilio Peralta, “El Abusador”: 20 años de impunidad
El caso de César Emilio Peralta, conocido como El Abusador, no sorprende a nadie. Durante aproximadamente 20 años, acumuló una fortuna inmensa que le permitió adquirir discotecas, hoteles, restaurantes, vehículos y villas en los destinos turísticos más exclusivos del país.
Además, patrocinaba artistas del género urbano y financiaba campañas políticas, desde candidaturas senatoriales hasta presidenciales. Su red de protección incluía coroneles y generales que garantizaban su impunidad y seguridad. Por eso, nunca fue investigado ni tocado por las autoridades; su círculo militar y paramilitar lo protegía en todo momento.
El apodo “El Abusador” no fue ganado en un ambiente inocente, sino en el mundo oscuro del narcotráfico y la violencia. Ningún expediente en su contra prosperó, los fiscales no actuaron y la policía permaneció inerte. Al igual que otros capos, como “Jean Bond”, tenía licencia para delinquir con total impunidad, incluso para cometer asesinatos.
Inconsistencias y fallas en la investigación oficial
Más allá del espectáculo mediático del Procurador, queda la pregunta: ¿por qué las autoridades dominicanas y colombianas ofrecen versiones tan contradictorias? Las numerosas inexactitudes y errores en las investigaciones oficiales plantean dudas sobre la verdadera voluntad de combatir el narcotráfico.
Un patrón histórico de narcotraficantes protegidos
Lo ocurrido con El Abusador es un caso más en una larga lista que incluye a figuras como Malcón, Antonio Florián Félix, Quirino Ernesto Paulino, David Foguereo Agosto, Toño Leña, Marqués y Solano, entre otros. Por ejemplo, Solano mantenía contratos millonarios con el Estado, por más de cinco mil millones de dólares, según la sentencia de extradición de la Suprema Corte de Justicia, un hecho jamás aclarado ni investigado.
Todos estos narcotraficantes tuvieron carreras largas y exitosas antes de ser arrestados o asesinados. La DEA de Estados Unidos fue la que finalmente los denunció y capturó, no las instituciones dominicanas encargadas de la seguridad.
Una llamada urgente a la renovación en seguridad
Para ser indulgente, el presidente Danilo Medina debería sustituir a los jefes de las instituciones de seguridad del Estado. La gestión con El Abusador es una vergüenza nacional que refleja la falta de compromiso real contra el narcotráfico y la corrupción.
Solo con un cambio profundo y transparente en los organismos de seguridad se podrá recuperar la confianza ciudadana y empezar a combatir eficazmente el crimen organizado en la República Dominicana.

