Corrupción y Fraude Electoral en República Dominicana: Un Análisis Crítico
República Dominicana, bajo la gestión del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y su expresidente Danilo Medina, se ha consolidado como uno de los países más corruptos a nivel mundial, según el informe de Transparencia Internacional. Esta grave situación afecta directamente la confianza ciudadana y el desarrollo nacional.
La corrupción que frena el progreso dominicano
Organismos internacionales estiman que la corrupción le cuesta a la República Dominicana cerca del 4% de su PIB, lo que equivale a más de 150 mil millones de pesos anuales. Este desfalco económico obstaculiza el crecimiento del país y enriquece únicamente a un reducido grupo de políticos y funcionarios corruptos, quienes jamás justifican el origen de sus inmensas fortunas.
Mientras tanto, la pobreza y la marginalidad se profundizan en los barrios urbanos, con un déficit habitacional que supera el 1.5 millones de viviendas. La inversión en salud pública es inferior al 2%, muy por debajo del promedio regional del 5%. Además, el endeudamiento externo ha alcanzado niveles históricos, pues Medina acumuló más deuda que todos los presidentes dominicanos desde la independencia en 1844.
Denuncias y cifras alarmantes
La ex presidenta de la Cámara de Cuentas, Licelott Marte de Barrios, afirmó que con los recursos robados por funcionarios públicos se podría construir una República Dominicana más próspera y desarrollada.
Según Transparencia Internacional, el 46% de los dominicanos admite haber vendido su cédula electoral, una práctica flagrante que ocurre incluso frente a los recintos electorales sin intervención alguna de las autoridades.
Fraudes electorales y manipulación política
La organización Participación Ciudadana constató la compra masiva de cédulas en el 30% de las mesas electorales. Mientras tanto, ministros, viceministros, embajadores, fiscales y otros altos funcionarios violan la ley 41-08 de Función Pública al utilizar fondos estatales para financiar campañas y comprar votos.
Entidades como el Plan Social de la Presidencia, Salud Pública, Obras Públicas, CDEE, INAPA, Agricultura y Comedores Económicos distribuyen electrodomésticos, materiales de construcción y alimentos en favor del candidato oficialista, evidenciando un uso indebido de recursos públicos.
Impunidad y falta de acción de la Junta Central Electoral
Estas prácticas fraudulentas deberían haber motivado la nulidad de las primarias, especialmente ante la evidente manipulación del sistema electrónico de votación. Sin embargo, la Junta Central Electoral (JCE) ha permanecido pasiva e incluso desafiante, sin sancionar ninguna irregularidad. Como señaló el presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), el delito electoral nunca ha sido castigado en el país.
El engaño del Fiscal Electoral
Recientemente se ha propuesto la creación de un Fiscal Electoral, pero esta iniciativa ha sido calificada como una farsa. ¿Cómo puede el Procurador General de la República seleccionar, entrenar y nombrar a un Fiscal Electoral que debe ser independiente? La figura debe contar con autonomía económica, respaldo jurídico, policial y militar, y ser designada por los actores electorales mediante un proceso transparente, no por el gobierno.
De lo contrario, el Fiscal Electoral solo servirá para encubrir las irregularidades y justificar los fraudes cometidos por los “ladrones de elecciones”.
El llamado a la oposición y la ciudadanía
Los partidos de oposición, encabezados por Luís Abinader y el Partido Revolucionario Moderno (PRM), deben rechazar la imposición de un Fiscal Electoral impuesto por el PLD. Esta maniobra es una trampa política y un intento de perpetuar el control fraudulento.
Es fundamental que la oposición evalúe con seriedad la participación en las elecciones del próximo año bajo la actual JCE y el sistema electrónico vigente. Se requiere una decisión valiente para evitar más fraudes, compra de votos con recursos públicos y manipulación electoral.
En definitiva, la República Dominicana exige elecciones limpias, transparentes y sin cartas marcadas. La voluntad popular debe prevalecer sin trampas ni corrupción. ¡No más fraudes ni cementerios electorales!
