Por Luis González Fabra
El discurso de presidente Abinader pronunciado el 27 de febrero ante la Asamblea Nacional es uno de los mejores y más enjundiosos de los que presiente alguno haya pronunciado en ese escenario.
Como ha hecho de la transparencia un estandarte de su administración entrego al pueblo información amplia, detallada y comprobable de su gestión de gobierno.
exhibió con holgura los numerosos logros obtenidos el año pasado y plasmados en el abanico socio fonomímico de todo el territorio nacional.
Fue impresionante la explicación sobre lo mucho que el país ha avanzado en su recuperación económica, la producción de empleos y el turismo. De igual manera fue explícito en la explicación del proceso inflacionario que nos afecta y su procedencia externa. Por ello anuncio medidas contra la inflación y el aumento en la canasta alimentaria, siempre con la intención de proteger a los más desvalidos y a los que requieren de mayor atención por la pobreza extrema en que viven, fruto de los errores y la corrupción rampante del gobierno anterior.
Reafirmo el Presidente su compromiso con honradez administrativa cuando dejo en claro que ya no existe la republica de la impunidad y que favorece la aprobación de la ley de extinción de dominio la cual nos permitirá recuperar los miles de millones sustraídos al Estado y todavía en manos de quienes hicieron del gobierno un centro de acopio económico a base de la corrupción.
Fue enfático al decir que “ya nadie se va a atrever a revertir el l modelo de un ministerio publico independiente” Y la califico de conquista colectiva.
Ciertamente el adecentamiento del Tribunal Superior Electoral, la Cámara de Cuentas, el Tribunal Constitucional y el Defensor del Pueblo, mediante la escogencia de personas respetables con un historial de honradez.
Dejo bien claro el Presidente que los resultados de las auditorias que realiza la Contraloría General de la Republica en las instituciones públicas más importantes serán entregadas a la Cámara de Cuentas o al Ministerio Publico, según corresponda.
Todo el discurso presidencial es una pieza del arte del bien gobernar para el pueblo y no para servirse a sí mismo de los bienes que le han sido confiados en administración.
Sin la visión de Estadista de Luis Abinader solo Dios sabe cuántos dominicanos hubiesen sido llevado a la muerte si no se apresura a obtener las vacunas contra el COVID y consiguiendo la en momentos de extrema dificultad cuando los países ricos tenían acaparadas las vacunas.
La gran labor realizada en Salud Publica, Agricultura y Obras Publicas son muestras fehacientes de que nuestro país fue afortunado al encontrar y elegir como Presidente un hombre joven, sin ambiciones económicas, con pasión por el trabajo y dispuesto a producir un cambio en la administración del Estado.
El pueblo no se equivocó en esta ocasión y observa ahora con admiración como se va conformando las obras de gobierno de Abinader enfocada a impulsar el desarrollo, crear empleos y disminuir las desigualdades sociales que tan gravemente afectan nuestra sociedad.
Aun sin llegar a la mitad de su término, las ejecutorias del gobierno se dejan sentir desde Pedernales a Samaná atravesando el arcoíris nacional.