Por Luis González Fabra
Desorden en la frontera. Desorden en el tránsito. Desorden en los hospitales. Desorden en la seguridad pública. Desorden en AMET. Desorden en la Policía. Desorden en la justicia. Y paro de contar.
Mario Serrano es un cura católico estacionado en Da jabón que asegura que la frontera con Haití es un “antro” de corrupción que involucra a empleados y funcionarios de Aduanas, de Migración, Sanidad Vegetal y militares. No excluye a los que venden visas.
El “macuteo” es tan fuerte allí en el Da jabón fronterizo que según el cura hay empleados con “grandes mansiones que no pueden justificar”.
Y si eso lo sabe y lo ve el cura Serrano también lo sabe su Obispo. Y lo sabe el general que comanda la tropa del CEFRONT que tiene a su cargo la vigilancia fronteriza. Y lo conoce el gobernador provincial. Y el Alcalde de Da jabón. Y el comandante de la Policía. Y el Fiscal. Y los jueces. Todos lo saben. Y nadie hace nada.
Que detiene a todas estas personas? Que las paraliza y les impide asumir sus responsabilidad pública? Que ocurre en su entorno que las torna pasivas. Indiferentes ante la realidad del desorden y la corrupción?
La salud pública es un desastre. La mortalidad infantil es de las más altas de américa latina. La mortalidad materna por igual. Las enfermedades infecto-contagiosas prevenibles por vacunación azotan a los pobres. La atención médica hospitalaria no puede estar peor. Los hospitales carecen de los medicamentos básicos para ofrecer una atención a los pacientes. Hay cerca de 40 hospitales en una remodelación que nunca termina.
Y ahora se denuncian las “trampas” que hacen los médicos en a seguridad social en perjuicio de los cotizantes. Y acusan a al ministerio de pagar cinco mil millones de pesos en “nominillas” de personal que no rinde ninguna función en el ministerio.
Todo esto y mucho más lo sabe hace tiempo la Ministro de Salud. Y los viceministros. Y el Director General de Servicios Hospitalarios. Y cada director de hospital. Y el Presidente de la Asociación Médica ¨Dominicana. Y cada Jefe de Servicio Médico. Y cada médico interno. Y cada médico pasante.
Todo ese desorden solo mueve a huelgas de los médicos por aumento salarial. Y todo lo demás?. Todo lo demás sigue igual y nada cambia.
Que impide a estos profesionales muchos de ellos de bien ganado prestigio a aferrarse en silencio a un puesto público que no necesitan para vivir? Que paraliza a profesionales de la medicina a permanecer en hospitales y centros médicos donde no tienen ninguna posibilidad de ofrecer un servicio adecuado a los pacientes. Donde no se verifican progresos científicos que le permita avanzar en sus conocimientos?
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Cuantos planes de seguridad ciudadana se han iniciados en los últimos años? Se les ha puesto nombres rimbombantes como “Barrio Seguro”. “Cero Tolerancia”. Nada de eso ha valido. La delincuencia es dueña de los barrios y de buena parte de la ciudad capital.´
Han comprado motores potentes. Han aumentado el patrullaje. Han integrado a la guardia con la policía. Han dado charlas en los barrios. Han pagado para no matar. Y nada.
Los ciudadanos salen a la calle con el temor a cuesta. Saben que en cualquier esquina. En cualquier “tapón” le asaltan. Le llevan lo que tenga y si solo le dan un pescozón se dan por dichosos.
El Ministro de Interior. El de la Presidencia. El Director de la Policía. Todos los generales. Los coroneles. Los mayores. Todos. Saben lo que hay que hacer. Y lo dicen entre ellos. Pero no lo hacen.
Que es lo que anestesia la voluntad de estos hombres responsables de combatir la delincuencia. Que impide tomar las decisiones que deben tomar a estos policías entrenados para luchar contra el crimen? Saben lo que tienen que hacer. Y no lo hacen. Los muertos les caen en los pies y lo delincuentes los avasallan. Y se quedan impávidos.
La justicia, desde la Suprema Corte hasta los juzgados de paz esta permeada por la política. Esta secuestrada por el partido en el poder. Hay intocables que la justicia no toca. La gente no confía en el sistema de justicia de nuestro país. La gente lo ve. Lo sufre. Le incomoda. Lo denuncia. Y todo sigue igual.
El Presidente de la Suprema reclama mayor presupuesto. Mas dinero. Para que?. Para fortalecer la injusticia.
A nada de esto es ajeno el Presidente de la Republica. No mueve una paja. No dice nada. Gobierna con el silencio cómplice de desorden.