EE.UU. fracasa en su intento de capitalizar las protestas antigubernamentales en Irán
Estados Unidos no logró aprovechar las recientes manifestaciones contra el gobierno iraní, según un analista internacional, debido a que se ha convertido en un “aliado demasiado tóxico” para la sociedad iraní.
El fin de las protestas según el comandante de la Guardia Revolucionaria
El 3 de enero, Mohammad Ali Jafari, comandante de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica, anunció que las protestas antigubernamentales en Irán han concluido.Más detalles aquí.
Las raíces económicas detrás de las protestas en Irán
Las manifestaciones, que duraron una semana, surgieron como resultado de una “tormenta perfecta”: una combinación de factores sociales y económicos críticos que estallaron a finales de 2017 en el país persa, explica Gevorg Mirzayan, profesor del Departamento de Ciencias Políticas en la Universidad Financiera del Gobierno de Rusia, en un análisis para Ria Novosti.
El impacto del aumento de precios y la crisis social
Según Mirzayan, el detonante fue el empeoramiento de la situación social y económica, con un alza significativa en los precios de bienes y servicios básicos a finales de 2017.
El incremento en el precio de la gasolina provocó un encarecimiento de productos esenciales como los huevos, mientras que el colapso de múltiples pirámides financieras locales arruinó a numerosos ciudadanos.
Además, las autoridades iraníes aprobaron un presupuesto que recortaba beneficios sociales y aumentaba el gasto en inversión militar, agrandando el descontento popular, destaca el experto.
“No sorprende que las protestas iniciadas en Mashhad por el aumento del precio de los huevos se extendieran rápidamente a varias ciudades del centro y oeste del país”, subraya Mirzayan.
La polémica intervención de EE.UU. en las protestas iraníes
En cuanto a la reacción estadounidense, el analista señala que Washington intentó explotar las protestas para debilitar al régimen iraní, pero solo logró desacreditar su propio apoyo con acciones poco efectivas.
La Casa Blanca calificó las manifestaciones como un “levantamiento popular liderado por valientes ciudadanos iraníes”. La portavoz Sarah Sanders y el presidente Donald Trump mostraron un respaldo público, con Trump prometiendo apoyo a quienes luchan “por comida y libertad”.
Por su parte, el vicepresidente Mike Pence criticó la pasividad de la administración Obama durante las protestas de 2009 y aseguró que EE.UU. no repetiría ese “error vergonzoso”.
“Como suele ocurrir en la política de EE.UU. en Oriente Medio en los últimos años, Washington solo hizo una sarta de tonterías”, afirma Mirzayan.
No obstante, el experto advierte que Washington se ha convertido en un aliado demasiado tóxico para el pueblo iraní, lo que dificulta cualquier apoyo externo que busque impulsar movimientos sociales dentro del país.
El efecto contrario del apoyo estadounidense
Mirzayan enfatiza que cualquier apoyo directo de EE.UU. a las protestas en países como Irán termina desacreditando a los movimientos sociales, especialmente cuando proviene de figuras tan controvertidas como Donald Trump.
El presidente iraní Hasán Rohaní calificó a Trump como un “enemigo de la nación iraní de pies a cabeza”, reflejando el profundo rechazo hacia la intromisión estadounidense.
En conclusión, el experto afirma que las intenciones de EE.UU. de fomentar una “primavera iraní” han fracasado. Por el contrario, el apoyo estadounidense tuvo un efecto contraproducente, frenando el desarrollo de las protestas y fortaleciendo al régimen.

