VISIÓN GLOBAL
Por Nelson Encarnación
En la Duarte con París
La intervención que se ejecuta de forma sistemática desde hace algunas administraciones municipales ha logrado cambiar la fisonomía arrabalera de un entorno que ha galvanizado su historia con diferentes matices, desde ser punto de encuentro para las tratativas de sexo sin amor hasta el laboratorio de ladrones violentos, carteristas y embaucadores.
Esa historia de la Duarte completa, desde el “mercado nuevo”— cuya novedad fue superada hace bastante rato tras casi 70 años—, hasta “la Duarte abajo”, la que lleva al Barrio Chino, y sigue hasta atravesar la zona donde el donaire de la calle del Conde desapareció presionado por los “moles” de la ciudad que atraen a los nuevos ricos.
Una zona que tiene su historia propia. La que inspiró al canario Braulio García a componer una bachata a la mujer de fuego, dueña de demasiada belleza para un solo cuerpo, por quien el vendedor de frío frío, el guachimán y el cañero casi se infartan de amor; y la siguió el billetero, el limpiabotas, el frutero y todos los buhoneros como quien va en procesión…
La calle París dejó de ser pieza que inspirase la imaginación artística y cayó a lo más bajo del desorden.
Un tramo que nada tenía que enviarle a cualquier espacio mercantil mundanal de la capital haitiana, o un remedo de bazar del Medio Oriente medieval, donde se transaba desde una aguja hasta un elefante, y un tahúr se robaba la mercancía mientras un adivino entretenía a su incauto cliente deseoso de conocer el futuro.
Eso era la París hasta que hace unos años se emprendió la tarea rejuvenecer una arteria que merecía mejor suerte y mejor aspecto para miles de personas que cada día se agolpaban a pugnar por un espacio de compra-venta, mientras los ladrones y las vagabundas sacaban la mejor tajada.
Desde la administración de David Collado se asumió adecentar la París, la que el pasado domingo recibió un gran empujón con la inauguración de otro tramo que recupera espacios para el comercio y para los transeúntes que en la anterior realidad estaban venidos a menos por las propias autoridades.
Este nuevo proyecto de remozamiento de la alcaldesa Carolina Mejía, y todos los que se emprendan con el mismo ímpetu, hay que saludarlos. Falta ahora el otro pandemónium: “la Duarte arriba”.