La noche de ayer lunes 9 de agosto 2021 a nueve días de la muerte del merenguero Johnny Ventura y durante la celebración de la misa novenaria convocada por el consulado general en esta ciudad, la iglesia episcopal de la Santa Cruz (Holyrood Cross Church) en la avenida Fort Washington y calle 179 en el Alto Manhattan, se convirtió por ratos en un salón de fiesta.
En el oficio religioso presidido por el sacerdote puertorriqueño Luis Barrios y quien autorizó que en el templo se escucharan merengues de Ventura en el desarrollo de la misa, numerosas dominicanas y dominicanas se pararon de sus asientos para bailar la música del fallecido icono, un espectáculo nunca antes visto en templos religiosos de Nueva York.
Desde el lado izquierdo de las filas de los bancos, el cónsul general Eligio Jáquez, el doctor Rafael Lantigua, otros funcionarias y las demás sentadas en la misma línea, se movían de pie al ritmo de la contagiosa música de Ventura, mientras el padre Barrios, párroco de la iglesia, los seguía con movimientos desde el púlpito.
La misa, que se inició poco después de las 6:00 de la tarde contó con la presencia de docenas de dominicanos que exhibían pequeñas banderitas dominicanas como parte de los homenajes que la diáspora viene rindiéndole a Ventura desde el día de su muerte.
Jáquez fue llamado al altar por el párroco que fue adornado con una foto a gran tamaño de Ventura, banderas dominicanas y flores blancas y pencas verdes que semejaban las clásicas palmeras de la República Dominicana.
Más que una ceremonia lúgubre, el padre Barrios logró convertir el oficio en una festividad de recordación, memorable y musical que encajó, como dijo en la homilía, en el concepto que siempre va a representar Johnny Ventura.
Jáquez expuso su relación de décadas con Ventura desde que en 1982 ambos eran diputados del PRD durante el Gobierno del doctor Salvador Jorge Blanco.
Dijo que a pesar de los compromisos nacionales e internacionales de Ventura como artista y en ese momento una de las figuras más cotizadas en el país y el extranjero, nunca dejó de cumplir sus responsabilidades como legislador.
“Johnny tuvo el más espectacular resultado de una iniciativa artística que haya tenido dominicano alguno”, añadió el cónsul.
Recordó el reportaje del periódico New York Tomes titulado “Muere en República Dominicana el Elvis Presley del Merengue” y añadió que también se publicó una fotografía de Johnny Ventura en una parada de un tren en Copenhague anunciando la muerte del más popular artista merenguero de la República Dominicana.
“Johnny Ventura nos enseñó a bailar, nos enseñó a valorar y respetar el derecho, a ser responsables, me toca decirlo porque fuimos compañeros en la Cámara de Diputados en el periodo 1982-86”, agregó.
Jáquez reseñó también que el doctor José Francisco Peña Gómez quiso que Ventura fuera su sustituto (vice alcalde) en el alcaldía del Distrito Nacional en Santo Domingo y le tocó a él darle la información al merenguero.
“Compartí con él mucho tiempo y disfruté de su lozanía, de su alegría sin par, su amistad sincera, él nos enseñó todas esas cosas”, relató el cónsul.
“Pero también nos enseñó a bregar con su ausencia, esos son los designios de la providencia, más adelante, estando como lo está al lado de Dios, nos estará esperando a todos nosotros para entonces hacer una gran rumba en el cielo, cantándonos a todos nosotros y poniéndonos a gozar como nos han puesto un par de merengues de él en el día de hoy”, dijo.
Jáquez agradeció desde el púlpito el apoyo para la misa del padre Barrios, de quien dijo, no chistó cuando se le pidió que oficiara el servicio religioso.
“Resucitemos a Johnny Ventura siguiendo su ejemplo”, pidió el padre Barrios a los dominicanos.
El contenido de la homilía se basó en metáforas conectadas al meta mensaje del merengue “El Tabaco es fuerte pero hay que fumárselo”, del que el sacerdote dijo Ventura lo escribió como una advertencia en el Gobierno represivo del fenecido doctor Joaquín Balaguer, presidente de la República Dominicana (1960-1962, 1966-1978 y 1986-1996), donde la represión estaba a la luz del día.
El cura dijo que se fue de Puerto Rico a República Dominicana cuando tenía 19 años y se sumó al movimiento revolucionario trabajando en barrios populares de Santo Domingo, capital de ese país caribeño.
Usó el referido merengue en su mensaje para equiparar el significado de las letras del tema musical con las responsabilidades que se deben asumir en la vida y ante los pueblos.
Criticó a quienes se niegan a eso.
Durante el oficio fueron leídos pasajes del evangelio cristiano a cargo del periodista Erasmo Chalas Tejeda, director de Prensa y Comunicaciones del consulado y una funcionaria de la sede consular.
Por Miguel Cruz Tejada