La crisis financiera de los taxistas de Nueva York frente a la invasión de Uber y Lyft
Por SANDRO POZZI
El drama de los conductores afectados por la caída del mercado de medallions
Nueva York.- Mohammad Mahbu, taxista con dos décadas de experiencia, sueña con recuperar la vida que dejó en Bangladesh. Navega con destreza entre el tráfico denso de las avenidas de Nueva York, pero su realidad está marcada por una deuda de 650.000 dólares por un medallion, el permiso obligatorio para operar un taxi amarillo.
Este caso no es aislado: se estima que en la ciudad hay alrededor de 6.000 taxistas independientes con medallion, con una deuda promedio que supera los 500.000 dólares. Casi 950 conductores ya se han declarado en bancarrota. Estos permisos, antaño considerados inversiones más sólidas que un apartamento en Manhattan, hoy representan una carga financiera insostenible.
La lucha diaria para sobrevivir en un mercado saturado
Taxistas como Hakan Humusoglu o Vinod Malhotra trabajan jornadas maratonianas para cubrir los pagos de sus préstamos. La ansiedad financiera es palpable. Según Bhairavi Desai, líder del sindicato New York Taxi Workers Alliance, “todo lo que pasa por sus taquímetros se destina a pagar deudas, el vehículo y el seguro”.
El origen de esta crisis está en las prácticas abusivas de las entidades financieras y los intermediarios que facilitaron créditos a tasas elevadas. Una investigación de The New York Times reveló cómo reguladores y la ciudad permitieron que el valor de los medallions se inflara artificialmente, llegando a un pico de casi un millón de dólares en 2014.
El impacto de Uber y Lyft en la industria tradicional de taxis
La llegada de plataformas como Uber y Lyft revolucionó el sector, inundando las calles con vehículos negros y cambiando las reglas del juego. Aunque la ciudad se benefició inicialmente de la venta de medallions, ahora esta burbuja especulativa ha estallado. Mahbu podría vender su permiso, pero solo recuperaría cerca de 175.000 dólares, una fracción mínima de su deuda real.
Consecuencias humanas: suicidios y crisis emocional
Los barrios de Queens y Bronx, representados por la congresista progresista Alexandria Ocasio-Cortez, concentran a muchos de estos conductores afectados. En el Congreso, Ocasio-Cortez denunció las prácticas predatorias que arruinaron a miles de inmigrantes que solo buscaban un futuro digno.
El caso de Douglas Schifter, quien se suicidó en 2018 frente al Ayuntamiento, puso en evidencia la desesperación y el sufrimiento emocional de estos trabajadores. En su nota, acusó a Uber de obligar a los conductores a operar con márgenes mínimos, declarando: “No seré un esclavo que trabaja por calderilla”.
Responsabilidades y respuestas oficiales
Mientras la Taxi and Limousine Commission niega responsabilidad, señalando a bancos y cooperativas de crédito como culpables, la realidad es que la agencia no actuó para prevenir la burbuja especulativa. Entre 2002 y 2013, bajo la alcaldía de Michael Bloomberg, se subastaron 1.260 medallions, con precios máximos de hasta 524.000 dólares.
Durante la gestión de Bill de Blasio, se ofrecieron otros 200 permisos en 2014, alcanzando precios récord de 965.000 dólares. Desde entonces, las subastas se cancelaron, pero la crisis financiera persiste.
Propuestas y polémicas sobre el rescate económico
Ante la presión creciente, el alcalde De Blasio presentó recomendaciones para limitar abusos y aliviar la situación, aunque muchos las consideran insuficientes. El concejal Mark Levine lidera una iniciativa para que la ciudad compre los préstamos con descuento y los refinancie, buscando un alivio real para los taxistas endeudados.
De Blasio rechaza un rescate directo, estimando que costaría 13.000 millones de dólares, mientras que la New York Taxi Workers Alliance propone una cifra más moderada, entre 1.800 y 2.700 millones. Levine defiende la intervención, recordando las medidas tomadas para salvar a grandes bancos durante la crisis financiera.
Para Bhairavi Desai y el sindicato, “los conductores merecen vivir con dignidad y tener un futuro libre de pobreza”, una reivindicación que sigue ganando fuerza en la ciudad.


