Dos ex oficiales del Departamento de Policía de Nueva York, Sanad Musallam y Yaser Shohatee, están siendo demandados junto con la uniformada por haber tenido sexo hace cuatro años con una adolescente de 15 años de edad que estaba en el programa NYPD Explorers después que la madre la reportara como desaparecida y le pidió ayuda a uno de ellos.
Los dos, fueron cancelados el 25 de marzo 2021 pero no fueron procesados judicialmente porque la menor rehusó apoyar la denuncia hecha por su madre a la policía y la fiscalía.
La demanda retrata una cultura de violación, sodomía y acoso sexual en el NYPD.
El tabloide New York Post que recoge la historia en su edición de ayer martes, dice que un juez de enjuiciamientos en Asuntos Internos del NYPD dictaminó que ambos oficiales se aprovecharon aprovechándose de la menor para satisfacer sus intereses depravados, recomendando la cancelación de los oficiales.
Cuando el caso llegó al Ministerio Público por una denuncia de la madre, la adolescente se negó a mantener la querella y cooperar con los fiscales por lo que el caso se desmoronó, dijo la oficina del fiscal de Brooklyn, Eric González que no pudo procesar a los abusadores uniformados.
Musallam y Shohatee, ahora de 34 y 41 años, tuvieron sexo por separado con la menor a través de docenas de chats y cientos de intercambios de mensajes de texto, que incluyeron fotos sexualmente explícitas, entre 2015 y 2016, según las acusaciones.
El juez, subcomisionado adjunto de juicios Paul Gamble, recomendó cancelar a los dos policías después de encontrarlos culpables de los encuentros sexuales y otros cargos internos de mala conducta en un fallo de 41 páginas que rechazó los argumentos de los oficiales.
Los policías habían negado las acusaciones y permanecieron en la fuerza con sueldo completo hasta que fueron cancelados tres semanas después del fallo de Gamble, y cuatro años después que las acusaciones fueron reportadas a la fiscalía y a Asuntos Internos del NYPD.
Las acusaciones nunca se habían hecho públicas debido a un estatuto legal que protegía los récords de los policías y que fue eliminado después de una larga batalla legal en las cortes de Nueva York.
El NYPD comenzó a publicar los resultados de sus juicios internos a principios de este año.
Shohatee, quien conoció a la adolescente en el trabajo, solicitó fotos de la niña en Snapchat y le preguntó si estaba lista para tener relaciones sexuales a principios de 2016, según el expediente.
Después del intercambio en las redes sociales, el policía, que tenía 38 años en ese momento, hizo que la adolescente fuera a su apartamento a altas horas de la noche dos veces entre noviembre de 2015 y mayo de 2016.
También se juntaban en el carro del oficial.
Los dos intercambiaron 857 mensajes de textos, y Shohatee admitió haber tenido a la menor sola en su apartamento, pero negó las relaciones sexuales y testificó que no creía que mantener a a la adolescente en su apartamento fuera problemático.
El juez desestimó la defensa de Shohatee, escribiendo en su decisión que el secretismo de sus reuniones demostró que el oficial sabía de la naturaleza ilícita de ellas y dictaminó que tuvieron relaciones sexuales al menos dos veces.
En cuanto a Musallam, conoció a la menor por primera vez cuando la madre llamó al 911 después de que la adolescente desapareció.
La madre le preguntó si podía darle a la niña el número de teléfono del oficial para que la adolescente pudiera contactarlo si alguna vez necesitaba ayuda y orientación.
Entre julio de 2015 y diciembre de 2016, Musallam intercambió 742 mensajes de texto e intercambió 80 llamadas con la menor.
En julio de 2016, la chica le envió un mensaje de texto al policía: “mi amor, estoy muy enamorada de ti”.
“¿Qué te dije acerca de enviarme mensajes de texto de esta manera, quieres que bloquee tu número?”, le respondió el policía a la adolescente.
Pero la menor siguió el intercambio con una foto ilícita de ella acostada boca abajo sobre una cama, con una camisa y ropa interior de tanga, mostrando parte de sus nalgas.
Musallam testificó que antes de la foto, pensó que sus textos no eran inapropiados, sino extraños e inusuales, pero nunca reportó la foto ni se lo contó a la mamá de la menor.
Por Miguel Cruz Tejada