Testigo del tiempo / J.C. Malone
Cuando los políticos necesitan “poderes especiales”, antes de iniciar misiones difíciles, piden ayuda divina; juntando la Iglesia y el Estado, y tienen todos los poderes.
Antes de guerrear, los antiguos apelaban a sus dioses, los nativos americanos al Gran Espíritu, y los cristianos a Jehová de los Ejércitos. Los papas bendijeron cañones.
Antes de invadir Irak tras el 11 de septiembre, George W. Bush convocó a un “Día Nacional de Oración”.
La embajadora estadounidense en Santo Domingo, Leah Francis Campos, llegó e inmediatamente fue a la Catedral Primada, cual peregrina buscando “bendiciones”, antes de atacar a Venezuela.
Según Bush, Saddam Hussein tenía “armas de destrucción masiva”; según el presidente Donald Trump, Nicolás Maduro “trafica drogas”, aunque ninguno presentó pruebas.
Irak fue un desastre, Venezuela puede ser mucho peor; Maduro también apeló a los dioses aborígenes venezolanos.
La misión de Venezuela es complicadísima; si triunfan, pueden desestabilizar ese país como ocurrió en Irak, Libia y Siria. Latinoamérica sufrirá todo; sería una catástrofe política mundial. Si pierden militarmente o retornan sin atacar, arruinarían la reputación imperial.
Porque Trump dijo que no quiere negociar con Maduro, aunque le ofreció condiciones “muy favorables” para los Estados Unidos.
¿Por qué se niega?
Trump no entiende que el colonialismo murió, no quiere “negociar”, quiere un saqueo colonialista, tomarlo todo. Y punto.
Rusia y China tienen muchísimo dinero invertido en Venezuela, le dieron tecnología y armamentos; son “aliados estratégicos”. Defenderán a Maduro y sus inversiones, demostrando apoyo a sus aliados, ganarán confianza, simpatía, respeto y admiración en Latinoamérica.
Trump no debe apostar todo en Venezuela; tiene opciones.
Puede ponerse dramático, exhibir una histeria histriónica, despedir deshonrosamente a Marco Rubio, acusarlo de lo que quiera, le creeremos cualquier cosa y retirar las tropas; lo aplaudiremos.
Con Ronald Reagan aprendimos que para ser un político exitoso basta con ser un actor mediocre; tenemos esperanzas, soy un optimista radical.
Trump negoció “desde abajo” con Xi Jinping; con Maduro negociaría, “menos abajo”, pero antes debe asesinar su ego, para “actuar con humildad”. ¿Podrá lograrlo?

