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Justicia y bien común

Juan Tómas Taveras 

Altice

Los falsos profetas, al igual que los falsos patriotas, son como “el regalo envenenado”. Son miles las anécdotas que a través de la historia narran la traición y el engaño que afectan tanto a personas como a sociedades enteras, incluyendo a gobernantes, funcionarios, políticos, religiosos, comunicadores, empresarios, intelectuales, comunitarios o representantes de ONG que predican o promueven el bien común como pantalla simuladora para alcanzar poder, robar, buscar el lucro desmedido, matar, destruir y dañar con impunidad o sin consecuencias.

Esos falsos profetas existen en todas partes, en las instituciones públicas y privadas, en organismos nacionales e internacionales y hasta en las familias. Son los falsos patriotas que han existido siempre y cual bruja o reina malvada su verdadero objetivo es envenenar a Blanca Nieves, en nuestro caso viene a envenenar la patria dominicana o a todo el que tenga méritos y valores humanos.

En muchas ocasiones, cuanto mayor “prestigio” tengan esos organismos, más oscuros son, pues lavan recursos sucios  para evadir impuestos y para cubrir la fachada de un negocio ilícito, casi siempre contrario a lo que representa.

Parafraseando al Ché debemos estar claro que así como «La revolución es algo que se lleva en el alma y no en la boca para vivir de ella.» La vocación de servicio al público y el amor al prójimo, también se lleva en el alma y no en la boca ni en las escrituras ni en las poses simbólicas de acción actuada para sacar beneficios a la pobreza y a los más necesitados. “Podrán morir las personas, pero jamás sus ideas.” “Recuerden que el eslabón más alto que puede alcanzar la especie humana es ser revolucionario.” (El Che).

En los tiempos de las guerras de independencia y de la restauración Francisco del Rosario Sánchez afirmaba «todavía hay patria», pero hoy cabría preguntarse ¿todavía hay patria…? Mientras, según Gregorio Luperón, “el que pretende acabar con la revolución matando a los revolucionarios es como el que piensa que puede apagar la luz del sol sacándose los ojos”.

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Que las palomas disparen a las escopetas y que las políticas del Estado estén al revés y sin consecuencia alguna solo es posible en la República Dominicana. Es urgente el respeto a la meritocracia como redireccionamiento de la administración pública y el fortalecimiento de la institucionalidad.

Visto así, cabe un llamado de atención a los sectores organizados que están hartos de los falsos profetas que cada día envenenan la patria y la política, pues son esos los que están contaminando y boicoteando el surgimiento de un proyecto de nación de hombres y mujeres interesados y comprometidos en rescatar la patria.

Esos falsos profetas o patriotas de bolsillo, solo buscan intereses particulares y han negociado con los grupos de poder y la mafia peledeista para distraer y desviar la atención de la verdadera problemática social que tiene jodido al pueblo y mancillada nuestra soberanía.

Esos personajes logran la confianza de personas ingenuas que no están interesados en la política pero sí están preocupados por la patria, magnificando el problema haitiano y encerrando en un círculo vicioso de entretenimiento el problema migratorio, que aunque sí constituye un verdadero problema la gran cantidad de  ilegales ocupando butacas en las escuelas, camas en los hospitales y puestos de trabajos que corresponden a los dominicanos, ellos no son los culpables sino parte del problema, pues quienes provocan el desorden migratorio son las autoridades políticas corruptas que cuando abren la frontera y no protegen los espacios aéreos, marítimos y terrestres, facilitan la entrada de drogas, armas, terroristas, criminales internacionales, enfermedades y epidemias que ponen en riesgo la salud pública y amenazan la soberanía del país.

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Todo eso luce un plan orquestado para ocupar la atención del pueblo defendiéndose de todos sus problemas y sobreviviendo de la violencia y el crimen. Mientras, desde la cabeza del gobierno central con sus cómplices y aliados que conforman las cúpulas de poderes públicos y privados pueden estar a sus anchas haciendo y deshaciendo en un reinado de corrupción e impunidad con toda la irresponsabilidad de sus funciones públicas y privadas, violando la Constitución y las leyes en perjuicio de los derechos y libertades del pueblo trabajador y honesto.

Cabe citar el versículo Juan 8:32 que está en el centro del escudo de nuestra bandera: “Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” Esta cita bíblica es un razonamiento certero de los patricios como advertencia para evitar ser esclavos de las mentiras y los engaños.

Aunque algunos amigos me sugieren no enfocarme en los problemas, tengo que hacerlo para poder plantear soluciones, y una solución es desenmascarar los falsos patriotas, aquellos de doble moral que se prestan para negociar con discursos dizque patriotas y así, mantener divididos y distraídos a los que verdaderamente nos duele la patria.

Puede que no lo parezca, pero esta situación se ha convertido en uno de los problemas más graves del país, pues dificulta que se reivindique la política duartiana como ciencia pura y digna de vocación servicio y bien común.

Dios les bendiga siempre. Todo por la patria.

*El autor es aspirante presidencial independiente, mayor general retirado PN, periodista, activista social, miembro fundador y vocero de la Asociación de Policías y Militares Activos y Jubilados Dominicanos, APODOM, Pro Dignidad y Derechos. Incluye a todos los veteranos.

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