Las vacaciones son siempre propicias para viajar y son muchos los españoles que eligen otro país como destino, bien europeo bien de otro continente. De hecho, cada vez nos resulta más fácil escoger rumbos hacia lugares recónditos o países lejanos, que no por accesibles tienen unas condiciones y epidemiología como la de nuestro hábitat habitual. Adquirir los billetes más baratos, elegir el hotel que más nos conviene, el mejor itinerario o las actividades que queremos realizar forma parte de toda planificación. Sin embargo, no debemos olvidarnos de nuestra salud, que se puede resentir y echar por tierra todos nuestros planes. Pensar en ello y tomar las precauciones oportunas garantizará unas vacaciones sin sobresaltos.
Dos medidas que muchas veces no nos planteamos y que pueden ser muy útiles es contratar un seguro de salud y acudir a una consulta del viajero. Lorenzo Armenteros, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), recomienda que el seguro incluya el aislamiento si es necesario, el traslado para volver a España y la posibilidad de que una persona nos acompañe: “La sanidad es muy cara en muchos lugares y es conveniente viajar con uno de estos seguros porque además suelen ser baratos”.
Por su parte, María José Pereira, jefa del Servicio de Medicina Preventiva del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) y Alejandro Conde, de la junta directiva de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria (Sempspgs), recuerdan que existen consultas del viajero por las que debemos pasar si nuestro destino es un país que no es de nuestro medio, con una epidemiología y sistemas sanitarios diferentes.
“Aunque existe la encefalitis centroeuropea para la que existe vacuna, en general, salvo para Europa, hay que informarse de las vacunas necesarias. Estos dispositivos ofrecen otras sugerencias, por ejemplo sobre alimentación”, señala Alejandro Conde. Pero esa visita debe producirse cuatro o seis semanas antes, como recalca María José Pereira, coordinadora de la consulta del viajero del Chuac: “Hay que planificar con suficiente tiempo, no venir dos días antes. Las vacunas tienen una pauta y un mínimo de 10-15 días para que puedan producir anticuerpos. Los viajeros no cuentan con una información que tiene que darles un profesional sanitario experto”.
Singularmente, los enfermos crónicos deben hacer una consulta con su médico de familia porque pueden verse afectados por las condiciones del lugar en el que van a estar, necesitar un cambio en las dosis de su medicación o seguir unos consejos especiales: “No es que estén limitados para viajar, pero precisan de un plus en las precauciones”, apunta Pereira.
Trastornos más frecuentes
De todas formas, los trastornos de salud más frecuentes son los ocasionados por el agua, la alimentación y vectores como los mosquitos. Hay que ser precavidos con lo que bebemos, lo que comemos y con la higiene de manos. “Nosotros decimos que todo aquello que no está cocinado o no se puede pelar puede ser un problema”, señala la jefa de Preventiva del hospital coruñés. Por tanto, es mejor evitar alimentos crudos, incluidas ensaladas, aunque no es lo mismo tomarlas en un resort que maximiza los controles que en un restaurante local. La comida callejera no es una opción. “Puede ser incluso mejor ir a un McDonald’s; no recomendemos su comida como hábito habitual, pero tenemos más garantías sobre la seguridad de los alimentos”, sugiere Alejandro Conde.
El agua siempre embotellada salvo que exista la certeza de que está tratada. También para lavar los dientes. Los expertos consultados por CuídatePlus llaman la atención sobre otros productos que pueden llevar agua como el hielo, los polos, los helados o los estupendos cócteles que sirven en el trópico, como comenta María José Pereira: “No es una negativa tajante a esos cócteles, pero hay que ser conscientes de que pueden causar un problema de salud y saber dónde se toman, sobre todo las personas más sensibles”.
En cualquier viaje, independientemente del destino y si podemos estar expuestos a los mosquitos, es imprescindible utilizar repelentes, ropa fresca que cubra las partes vulnerables y evitar las cremas perfumadas y colonias. Es conveniente conocer las horas en las que proliferan, que suele ser al atardecer, y dormir con mosquiteras si están en el interior. En caso de sufrir picaduras, administrar hielo sobre las lesiones y cremas calmantes que contengan urea.
Accidentes veraniegos
Lorenzo Armenteros alerta sobre los accidentes veraniegos, fundamentalmente los acuáticos: “No hay que nadar en zonas donde no conocemos las corrientes ni tirarse de cabeza si hay dudas sobre la profundidad o las mareas. Sobre las actividades deportivas, insta a los viajeros a huir de técnicas arriesgadas en lugares solitarios y, para los deportes de riesgo, a practicarlos bajo el amparo de empresas que despliegan los medios de seguridad necesarios.
Las cremas de protección solar tienen que emplearse de forma continuada. Para salvaguardarse del calor, no exponerse en las horas de temperaturas más altas, utilizar ropa cómoda y ligera, y no dejar de hidratarse durante todo el día. El portavoz de SEMG avisa asimismo sobre el riesgo que suponen los selfies: “No hay que hacerlos en lugares peligrosos por muy originales que sean, que recordemos el viaje a través de nuestros ojos y no del teléfono”.
Armenteros destaca igualmente las medidas de prevención frente a posibles accidentes automovilísticos: “Es obligada una revisión completa del coche antes de partir, no debemos beber alcohol ni comer copiosamente, hidratarnos adecuadamente y descansar cada dos horas”.
Botiquín
Por último, en nuestro equipaje no puede faltar un botiquín con los productos de primeros auxilios (antisépticos, apósitos, vendas, esparadrapo, etc.), los destinados a evitar las picaduras de insectos y su posterior tratamiento (cremas calmantes y antihistamínicos), analgésicos y antiinflamatorios como paracetamol e ibuprofeno, protectores gástricos para las personas sensibles porque el simple hecho de cambiar de hábitos puede influirles y alguna solución hidroalcohólica, ya que la manipulación con las manos es una de las causas fundamentales de que los gérmenes lleguen a nuestro cuerpo.
Aunque los profesionales de las salud desaconsejan el uso alegre de antidiarreicos, María José Pereira considera que puede ser beneficioso incluirlos para algunas situaciones especiales: “No están recomendados para consumo habitual porque la diarrea limpia el organismo del elemento tóxico y pueden acarrear estreñimiento, lo mejor es hacer dieta, pero pueden ser necesarios en algunos momentos complicados por el tipo de viaje”.