Por HUMBERTO CONTRERAS VIDAL
Para luchar contra la corrupción hay que obrar de forma similar a la lucha contra la corrosión. Hay que impedir la acción del o de los agentes corruptores. En este caso, ya no es el oxígeno, es una persona o grupos de personas que promueven la corrupción. Y esas personas siempre están asociadas al poder político, económico, social o eclesial.
Las personas comunes, la gran mayoría, rara vez son responsables de la corrupción a gran escala. Sin embargo, cargan con algún grado de responsabilidad porque aún en pequeñas actuaciones se manifiestan acciones que son dañinas al interés colectivo.
El químico puede reducir o evitar la acción del oxígeno porque conoce sus propiedades y características. Asimismo, las características de las personas corruptas son altamente conocidas. Se trata de una persona mentirosa, que hace silencio ante la maldad, que traiciona a cada paso, que se asocia con sus iguales, que sólo piensa en sus intereses y nunca en el interés público.
¿Cómo podríamos reducir la acción de un agente corruptor (una persona corrupta)?
Tal como el hierro fue mezclado, el mayor dolor para una persona corrupta es tener que trabajar dentro de un equipo donde se tomen decisiones por mayoría, y en ese equipo existan personas honestas e íntegras. Es una forma de inactivar o complicar la acción del corrupto. Esto es, para luchar contra la corrupción se debe hacer uso de la honradez y la integridad.
Es imprescindible que las personas honestas e íntegras participen en la política y alcancen posiciones de poder.
Es un derecho y un deber de cada ciudadano elegir o ser elegido. Cuando se eligen personas en un proceso electoral se otorgan poder y privilegios a otros. Se lucha contra la corrupción cuando se apoya a personas con valores que están orientados al bien común. Que entiendan que el interés público es más importante que sus intereses personales y de grupo.
¡Gran Oportunidad!
En la República Dominicana y gran parte de los países del mundo, los ciudadanos acuden a procesos electorales en los cuáles pueden elegir personas honestas e íntegras. Sin embargo, no siempre alcanzan el poder político las personas que están identificadas con el bien público. Por el contrario, aunque se predique el bienestar común, muchos se dedican a garantizar su propio bienestar particular e intereses privados en detrimento de la mayoría.
Las leyes no son tan efectivas para evitar la corrupción como una buena capa de pintura sí protege al hierro de una corrosión. El corrupto lleva la corrupción como parte de su naturaleza. Para impedir que cause daño hay que evitar que alcance el poder, tal como la pintura impide que el oxígeno alcance al hierro.
En otro orden, existen aspectos puramente humanísticos claves para luchar contra la corrupción. Hay que fortalecer las relaciones de pareja para lograr familias más sólidas. Familias tradicionales donde exista el padre, la madre y los hijos. Escuelas que en coordinación con la familia y las estructuras comunitarias implementen programas de educación que recuperen los valores como la solidaridad y el respeto de lo ajeno.
Sobre todo, que quien cometa infracciones en cualquier edad y sin importar quien sea, debe ser sancionado conforme a las leyes. Hay que acabar con la cultura de que me den un chance. Otra forma de educar y crear conciencia colectiva es aplicando rigurosamente las leyes a quienes la violen. ¿A qué se debe que el dominicano suele ser más respetuoso con el cumplimiento de la ley sólo por el hecho de volar en avión y estar en el extranjero?
En la República Dominicana estamos viviendo una etapa de oro para que aplicando las leyes existentes se puedan recuperar no sólo parte de los montos sustraídos del dinero público sino la totalidad más los intereses. Esto se logra expropiando todos los activos adquiridos por los corruptos y poniéndolos al servicio del bien público.
En síntesis, y retomando el objetivo central de este texto, se concluirá diciendo lo siguiente:
“Se puede luchar contra la corrupción de la misma manera que se lucha contra corrosión”.
El autor es doctor en ciencias químicas, residente en Santiago de los Caballeros. [email protected]

