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Por HUMBERTO CONTRERAS VIDAL

Altice

Siempre he oído decir a mi bendecida y nonagenaria madre que cuando se come no se bebe agua (u otro líquido) porque se retrasa la digestión. Sin embargo, la realidad es que científicamente hay más evidencias de que ingerir agua con las comidas facilita la digestión; contrario a lo que se piensa y se dice, que la dificulta.

La digestión de los alimentos implica una serie de reacciones químicas complejas que se inician en la boca. La saliva, entre otras funciones, moja el alimento para ablandarlo y de esta manera hace posible la acción de enzimas que pueden actuar en medio húmedo (acuoso). La saliva, también facilita la formación del bolo alimenticio que es la pasta que se forma en el interior de la boca y que luego tragamos.

Las enzimas son proteínas que se producen en el cuerpo y que contribuyen a realizar un cambio químico específico. Las enzimas actúan con mayor facilidad gracias al agua que ayuda a ablandar y descomponer los alimentos en otras sustancias más simples que luego son absorbidas en diferentes partes de la superficie interior del tubo digestivo.

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Por ejemplo, cuando comemos alimentos ricos en betacoroteno como zanahorias, batatas y espinacas, en una parte específica del tubo digestivo, el betacaroteno se absorbe y llega al hígado a través de la sangre. Gracias a la acción de una enzima el betacaroteno se convierte en retinol, que es la forma activa de la vitamina A.

Esto significa que el agua junto con las comidas, entre otros beneficios: hidrata el cuerpo, favorece el tránsito general de los alimentos en el tubo digestivo y ayuda a la formación de heces (caca) blandas; lo cual facilita la evacuación y reduce la posibilidad de sufrir estreñimiento.

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Vale la pena recordar que, todo en exceso hace daño. Por tal razón, no se debe abusar de nada en la vida.

Es recomendable que cada persona tome en consideración sus costumbres en la forma en la que se ha alimentado. No obstante, las ideas anteriores es lo que se ha aprendido a través de la ciencia (actividad humana que ha permitido organizar formas de obtener los conocimientos más confiables).
Por tal motivo, se puede sospechar de algún problema de salud cuando una persona no sea capaz de comer y beber agua, en cuyo caso debería hacer una cita con un gastroenterólogo.

Un asopao con arroz, habichuelas y carne de pollo se digiere más fácilmente que un moro de habichuelas con pollo horneado.

En síntesis, comer y beber agua con moderación tiende a favorecer la digestión de los alimentos.

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