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Un caimán de 580 libras (263 kilos) y 12 pies (casi 4 metros) de largo probablemente goce de la supremacía territorial de cualquier ecosistema donde resida.

Altice

Pero un gigantesco reptil de estas dimensiones en Texas se metió con la presa equivocada y, por ello, terminó colgado de un techo como trofeo de una bisabuela enojada.

Judy Cochran, de 73 años, buscó venganza por la misteriosa desaparición de su querido poni hace tres años. Apuntó su rifle a los ojos del principal sospechoso, una colosal bestia que merodeaba los pantanos de su granja, ubicada en la localidad de Goodrich.

En declaraciones al periódico Houston Chronicle, la mujer, que también es alcaldesa de Livingston, Texas, explicó que nunca se halló el cuerpo de su caballo miniatura, por lo cual se sospecha que fue devorado por un caimán.

“Creemos que es el caimán que se comió a uno de nuestros ponis hace varios años, era tan grande como este, podría habérselo comido fácilmente. Por lo general, los caimanes no nos molestan, pero a este lo hemos estado buscando”, dijo Cochran.

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La matanza del ejemplar desató polémica entre la ciudadanía, especialmente entre los defensores de los animales. Mediante un comunicado, la alcaldesa declaró que fue una “caza ética y segura”. La gente se ha quejado de por qué lo mató en lugar de reubicarlo, e incluso una mujer ha iniciado una petición para que la destituyan del cargo, informó el New York Times.

“Soy fuerte. Puedo manejarlo”, dijo a este medio la abuelita.

En el condado Polk, una de 12 jurisdicciones de Texas donde es permitida la caza de caimanes, la temporada para hacerlo legalmente transcurre entre el 10 y 30 de septiembre. La norma establece que antes de ser sacrificado, el animal debe caer en un anzuelo.

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En su caso, la bisabuela colocó “un mapache bien sazonado” de cebo y el lunes le informaron que la bestia había mordido. Fue entonces que aniquiló a su enemigo de un solo disparo para vengar la muerte de su mascota.

“Nana, como llaman sus nietos a Cochran, es mejor que le apuntes bien, porque es el devorador de caballos”, le dijo su yerno, Scott Hughes, en un video del ataque que se hizo viral en las redes sociales. “Pégale justo detrás del cerebro”.

Increíblemente, no se trata del primer reptil que muere en ese mismo estanque a manos de la familia. Según el Chronicle, su primer nieto mató a otro ejemplar en 2009. El pequeño apenas tenía 5 años de edad.

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