El secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, inició este domingo 18 de junio su visita oficial de dos días a China, en un contexto de tensiones diplomáticas, militares y económicas entre las dos principales potencias mundiales. El máximo representante de la diplomacia estadounidense se reunió con el ministro de Exteriores chino Qin Gang y podría reunirse con el presidente Xi Jinping el lunes, con una serie de objetivos claros: entablar un diálogo constructivo y buscar puntos de convergencia. Beijing se muestra cauteloso y señala los numerosos desafíos que enfrentan las relaciones bilaterales
El Secretario de Estado de EE. UU. abrió este domingo 18 de junio su visita oficial de dos días con una reunión con el ministro de Relaciones Exteriores chino Qin Gang, seguido de una cena de trabajo con otros altos funcionarios del Gobierno del gigante asiático, entre ellos el máximo representante de la diplomacia china, Wan Yi.
En medio de un clima de tensión en aumento- y luego de que Washington cancelara a último minuto la visita de Blinken el pasado febrero después de que un dron chino sobrevolara territorio estadounidense, catalogado por las autoridades estadounidenses como un “avión espía”-es posible que Blinken se reúna con el presidente Xi Jinping, el lunes, destaca la prensa local.
A pesar de la presencia de Blinken en Beijing, las perspectivas de avances significativos en los lazos bilaterales son escasas, en medio de una serie de desacuerdos, que van desde el campo económico, comercial y tecnológico hasta las posiciones frente a Taiwán y la guerra rusa en Ucrania, entre otros asuntos con implicaciones para la seguridad y la estabilidad del mundo.
Pero según lo comunicado por la Casa Blanca, Blinken buscará iniciar un proceso de distensión diplomática y solicitar una “gestión responsable” de las crecientes tensiones entre las dos principales potencias económicas del mundo.
“Antony Blinken se reunirá con altos funcionarios chinos”, anunció el miércoles el Departamento de Estado, confirmando así el esperado viaje del máximo diplomático estadounidense. Esta visita tiene lugar después del encuentro en noviembre pasado entre el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su homólogo chino, Xi Jinping, durante la cumbre del G20 en Indonesia.
Sin embargo, aún no se ha confirmado una reunión entre Blinken y el presidente Xi Jinping.
Estados Unidos, adoptando una postura “realista”, no espera lograr avances significativos, pero al menos buscaría reducir el riesgo de conflicto.
El objetivo del viaje es “establecer canales directos de comunicación para que nuestros dos países puedan gestionar su relación de manera responsable, lo que incluye abordar desafíos y percepciones erróneas, y evitar errores de cálculo”, afirmó Blinken el viernes en una conferencia de prensa junto al ministro de Relaciones Exteriores de Singapur, Vivian Balakrishnan, justo antes de partir hacia el gigante asiático.
El secretario de Estado aseguró que buscará promover los intereses y valores de Estados Unidos, “transmitiendo sinceramente las preocupaciones sobre una serie de cuestiones”. Además, tiene la intención de explorar el potencial de cooperación con Beijing para abordar desafíos globales como el cambio climático y la lucha contra las drogas sintéticas.
“La intensa competencia requiere una diplomacia intensa para asegurarnos de que no se convierta en confrontación o conflicto”, destacó Blinken, enfatizando que el mundo espera que Estados Unidos y China cooperen.
Su homólogo en Singapur también hizo eco de esta perspectiva, describiendo la relación entre ambas potencias como “el desafío del siglo”. “El resto del mundo estará observando. Esperamos, y creo que así será, que sean capaces de gestionar sus diferencias”, afirmó.
La postura de Washington frente a Beijing: ¿un “error de juicio estratégico”?
De acuerdo con la Agencia de Noticias de China, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Wang Wenbin, instó el viernes a Estados Unidos a trabajar en mejorar las relaciones bilaterales. Wang afirmó que Estados Unidos considera a China como su “principal rival” y como el desafío con las “consecuencias geopolíticas más importantes”, calificando esto como un error de juicio estratégico.
Además, señaló que las demandas estadounidenses no deben contradecir el legítimo derecho de China a su desarrollo, en referencia a las luchas tecnológicas y comerciales entre las dos potencias. Denunció que esto no se trata de una “competencia responsable”, sino de un “acoso irresponsable” que solo llevará a ambos países hacia la confrontación.
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores chino, Qin Gang, expresó durante una llamada telefónica con Antony Blinken el pasado miércoles 14 de junio que “desde principios de año, las relaciones entre las dos potencias se enfrentan a nuevas dificultades y desafíos. Está claro de quién es la culpa”, dijo, según un comunicado del Departamento de Estado de EE. UU.
Asimismo, el ministro explicó la posición de China sobre Taiwán, que es el principal punto de fricción entre las dos potencias, así como sobre otras preocupaciones clave de Beijing.
China considera a Taiwán como una de sus provincias, que aún no ha logrado reunificar con el resto de su territorio desde el final de la guerra civil china en 1949, mientras la isla funciona de forma independiente con su propio Ejército y Gobierno.
Múltiples puntos de tensión entre las dos potencias
Los puntos de fricción entre las dos naciones, que compiten ferozmente, son numerosos y abarcan desde la cuestión de Taiwán y las reclamaciones territoriales de Beijing en el Mar de China Meridional hasta la rivalidad en el ámbito tecnológico, comercial, las relaciones con Rusia y la represión política en Hong Kong.
Washington ha estado siguiendo de cerca la relación entre China y Rusia, advirtiendo a Beijing sobre el suministro de armas a Rusia, lo cual cruzaría “una línea roja”. Beijing nunca ha condenado la invasión rusa de Ucrania, pero critica fuertemente lo que califica de ambiciones expansionistas de Estados Unidos en la región Asia-Pacífico.
Sin embargo, el gigante asiático y Estados Unidos han intentado recientemente adoptar un tono más conciliador. Más allá de los reproches, se han retomado los contactos a nivel más alto, incluyendo una reunión a puerta cerrada en Viena en mayo entre el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, y el principal diplomático chino, Wang Yi. El director de la CIA, William Burns, también viajó a Beijing en mayo para reunirse con sus contrapartes.
El viaje oficial de Antony Blinken este fin de semana marcará la primera vez que un secretario de Estado estadounidense visite China desde que su predecesor, Mike Pompeo, lo hiciera en octubre de 2018.
Con AP y AFP