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Para denunciar violencia de género llame a la Línea Vida 809-200-1202

Altice

“No puedo quitarme de mi mente el cuerpo de esa mujer. La veo a todas horas, esté despierto o durmiendo”, llegó a confiarle a un amigo Yasmil Oscar Fernández Estévez, el empresario que mató el pasado sábado de múltiples disparos a la abogada Anibel Gonzalez Ureña y luego se suicidó de un disparo en la sien derecha, hecho registrado en el sector Los Maestros, en San Pedro de Macorís.

La obsesión y los celos de Yasmil con Anibel lo tenían ciego y lo llevaron a imaginar hombres alrededor de la profesional del derecho, que soñaba con llegar a trabajar en la Embajada de Estados Unidos en el país.

“Él pensaba que ella, que se había especializado en asunto migratorio y había realizado una maestría en Estados Unidos”, lo abandonaba, dijo a Diario Libre el amigo de Yasmil, que pidió reserva de su nombre.

Esta situación ocurrió luego de la libertad conseguida por Fernández Estévez, quien tras una primera agresión contra la vida de Anibel González Ureña fue condenado a cinco años de prisión por tentativa de homicidio y posteriormente salió con pena reducida bajo un acuerdo con el Ministerio Público, antes de cumplir los tres años de prisión.

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La noche de la tragedia, el sábado 28 de agosto, el asesino llegó en silencio y parqueó el carro en que andaba frente a la casa, ubicada en la calle Esterbina Richied.

El amigo del victimario cuenta que escuchó de cinco a seis disparos y segundos después observó que ella bajaba la escalera de la casa y la sentó en una silla hasta que a la media hora apareció la gente del 911 y la llevaron al hospital Antonio Musa.

“El había ido a la casa a llevar a dos de sus hijas, pero una vez dentro le pidió que se encerraran en la habitación, lo que aprovechó para ir hasta el baño, donde se duchaba Anibel y, al parecer, en medio de forcejeo le disparó repetidas veces, dejándola por muerta”

Rosanny González Ureña. hermana de Anibel

“Como a los seis minutos bajaron las niñas, pero él nunca bajó, lo que hizo presumir a un amigo que me acompañaba al frente y que compartíamos frente a mi casa, que él se disparó, y que había matado a sus hijos”.

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Narró que en ningún momento ella perdió el conocimiento, a pesar de haber recibido un proyectil que le atravesó el pecho.

El homicida-suicida siempre iba a llevar las niñas, que mandaba a buscar, pero que nunca en los 27 días que tenía viviendo Anibel él llegó a subir, solo el día de la tragedia.

“El había ido a la casa a llevar a dos de sus hijas, pero una vez dentro le pidió que se encerraran en la habitación, lo que aprovechó para ir hasta el baño, donde se duchaba Anibel y, al parecer, en medio de forcejeo le disparó repetidas veces, dejándola por muerta”, dijo entre sollozos su hermana Rosanny González Ureña.

Si conoce una situación de violencia de género, llame a la Línea Vida Línea Vida 809-200-1202, con la finalidad de proteger la vida de las personas en esta situación y sus familiares.

Articulo publicado originalmente en el Diario Libre.

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