Luis Collado
El Colegio de Abogados de la República Dominicana continúa siendo el botín de guerra de unos cuantos ambiciosos y narcisistas, incluso de organizaciones que esperan darles respuestas económicas particulares a compañeritos. El manejo de los actores que pasan al halago y la adulación de una manera indecorosa y vulgar, cínica y descarada, es una prueba inequívoca de lo expuesto. Revisen quienes estaban envueltos en campañas sucias y como están abrazados comiendo del mismo plato, sin que las razones que dieron orígenes a las diferencias hayan desaparecido, y, por el contrario, el caos ya alcanza lo impredecible, superando la realidad lo que se creía posible solo en la ficción.
Esta publicación se hace considerando que las respuestas al cumplimiento de acuerdos con la Plancha Institucionalidad Gremial del Abogado no fueron cumplidos, y a los que no saben de nuestras propuestas, solo les diré que la legislación aprobada recogió en más de un 85% nuestras propuestas gremiales, pero sin asumirlas en la práctica, ni en su comportamiento, salvo transformar la Ley en un medio para continuar explotando los fondos del CARD, sin una visión de la razón de ser de esta entidad, que en la mayoría de los países es motivo de orgullo para sus integrantes; pero que en República Dominicana es una de nuestras grandes vergüenzas y decepciones.
Igualmente, creo oportuno señalar que el acuerdo firmado con el actual presidente del CARD con una parte importante del Gremio, y que le permitió cambiar su rostro de un moribundo que contaba las horas de su salida del CARD por el de alguien que obtenía una victoria imprevista (los hechos están ahí), no se le dio cumplimiento porque su presidente pretendía desarrollar una campana danilista con el apoyo de un promedio de tres (3) mil abogados que constituye nuestra membresía en la actualidad. Y la respuesta fue un NO. No apoyaríamos ningún proyecto político partidario desde nuestro gremio, así como tampoco apoyaríamos una gestión política con la que no nos sentimos identificados. Al margen de que el acuerdo firmado no estaba supeditado a este tipo de conducta inmoral y con una gran carga de veneno, pues nadie olvido lo que ocurrió en toda la campana gremial.
No fuimos a negociar carguitos, sino las ejecuciones de propuestas concretas; ni a realizar campañas políticas desde la sede del Colegio de Abogados…
Entendíamos, y somos del criterio de que nuestra clase profesional del derecho no merece que se le utilice como objeto ni cosa para satisfacer egos individuales ni particulares, ni para apoyar proyectos políticos partidarios, para esos espacios están los partidos y las organizaciones políticas, no los gremios. Tampoco apoyamos la idea de que ninguna entidad política partidaria pretenda hacer lo mismo, salvo reconocer el derecho que poseen todos los profesionales del derecho a participar en las actividades gremiales, al margen del color de su bandera política partidaria.
Basta observar la miseria, el analfabetismo funcional de una mayoría de nuestra clase jurídica y la indiferencia total de aquellos abogados serios e íntegros que no se sienten representados por esa… cosa… y que han optado por abandonar a su suerte ese gremio por entender que se trata de un vertedero donde se dan cita individuos de la peor calaña.
Confiamos en derrotar pronto a aquellos que desaparecen el presupuesto del gremio y que nuestra clase jurídica pueda recomponerse para rescatar la dignidad y el orgullo de sentirse parte de una entidad que vela por los intereses de sus miembros.
Entendemos que la actual directiva debe desaparecer y, mientras se produzca el cambio de estas autoridades, que el presupuesto y las demás actividades del Colegio de Abogados estén bajo la supervisión del Consejo del Poder Judicial de la República Dominicana y de una representación plural de todos los profesionales del derecho que estamos interesados en ver cambiar ese estado de miseria, abandono e indefensión que sufre nuestro sector, aunque no todos estemos atravesando por la misma realidad existencial.
En esta fase provisional, mientras duren las actuales autoridades, desde el Consejo del Poder Judicial, se puede aspirar a que todos los profesionales del derecho puedan tener acceso a la Escuela Nacional de la Judicatura, promover el acceso a la Escuela Nacional del Ministerio Publico y otros programas de formación docente y técnica, que abran nuevas oportunidades para nuestra clase jurídica. En ese orden de ideas, que el Consejo del Poder Judicial integre a los abogados interesados en integrarse en posiciones del sistema de justicia en base a concursos donde hayan recibido la formación técnica de lugar para que sus probabilidades de éxitos en las evaluaciones les permitan servir a su país desde otro rol.
Qué hacer con los fondos que recibe el Colegio de Abogados en la actualidad? Destinarlos para fortalecer el sistema de formación académica y en un acuerdo con los Gobiernos Municipales y el Gobierno Central aprobar determinados programas asistenciales para situaciones humanitarias como el fallecimiento de los profesionales del derecho o sus familiares; crear condiciones mínimas para que puedan acceder a facilidades crediticias en las cooperativas de otras instituciones públicas y promover la modificación de la Ley de Seguridad Social para que estos reciban los beneficios del Plan Familiar de Salud y el cambio en el régimen social que les corresponde a los trabajadores autónomos para dar cumplimiento al principio de universalidad al que aspira la Constitución y la ley en cuestión.
En conclusión, el tiempo de pagar por las burlas y engaños a nuestra clase profesional, creo que ha llegado y con ello el fin de una de las gestiones más cínicas, descaradas e indiferentes al dolor de todos aquellos togados que caminan con unos zapatos casi sin suelas, togas amarillentas y con la incertidumbre más grande, marcada en todos esos rostros de colegas sometidos a las penurias de un sistema carente de justicia social y de seguridad jurídica, donde apena indicar que muchos no saben que comerán un día determinado, pues la abogacía dominicana es una de las carreras más depauperada y olvidada en este sistema de inequidad generalizada que afecta y arropa a toda nuestra ciudadanía.
Algunos tienen el derecho de acusarnos de errar, mas no de ser cómplices ni de ocultar una verdad que se cierne sobre nosotros de la misma manera que el sol sale todos los días para los que tenemos el privilegio de estar vivos y de pies para denunciar y reclamar justicia social, seguridad jurídica y respeto a la dignidad de todas las personas, en libertad y democracia.
Participaremos en la competencia gremial venidera para apoyar a los candidatos que entendamos posean propuestas y acuerdos programáticos afines a las expectativas y necesidades de nuestra clase profesional, pero bajo el compromiso sagrado de proteger los fondos públicos del CARD rindiendo cuentas de estos y apegados a la Constitución y las leyes.
Después de una reflexión ponderada de nuestro equipo a nivel nacional, consideramos que sería una responsabilidad ausentarnos del proceso gremial de los profesionales del derecho, pues tenemos el compromiso de evitar que fanáticos y parásitos prosigan sangrando al Colegio de Abogados de la República Dominicana en perjuicio de nuestra clase jurídica y de nuestra Nación.
Luis Collado Presidente Visión Política Siglo XXI
Presidente Plancha Institucionalidad Gremial del Abogado
@AbogadoLCollado