No sé cuántas veces la Policía Nacional ha sido objeto de comentarios por el autor de esta columna, pero han sido muchas, por diferentes razones. Me alegra que finalmente tengamos un presidente con la voluntad política para producir cambios estructurales dentro del órgano encargado de la seguridad pública.
El presidente Luís Abinader prometió durante la campaña electoral convertir la Policía en una entidad moderna integrada por agentes bien entrenados, con una cultura distinta, mejores salarios, mejor equipados, seguridad médica, entre otros beneficios. El país tuvo -y tiene- la Policía que paga, con miembros sin el nivel académico ni el entrenamiento necesario.
Muchos creyeron que Abinader hablaba por hablar, que su promesa era eso, promesa de campaña, pero que al llegar al gobierno, si llegaba, la Policía seguiría siendo la misma de siempre: un grupo armado dividido en parcelas con intereses distintos y dispersos, al servicio muchas veces del crimen, del delito, del narcotráfico, en fin, del bajo mundo. En la mayoría de los robos, atracos, secuestros, sicariatos, etc., estaba involucrado un alistado, un oficial de la institución o de las Fuerzas Armadas. Los ciudadanos no veían un agente como su aliado y protector, lo veían con ojerizas, con miedo. Y tenían razón.
Esa cultura de que “el civil no es gente”, heredada de la dictadura de Trujillo y de otros gobiernos de fuerza, tiene que ser cambiada. Y es ese, precisamente, el interés del presidente Abinader. La sociedad dominicana necesita una Policía distinta, pero, para lograrlo, se requiere de una decisión presidencial firme y radical. No es ni será fácil. No se logrará de la noche a la mañana, pero la voluntad política existe. El presidente está dispuesto a invertir los recursos que sean necesarios. Y lo está haciendo, debemos reconocerlo.
He conversado varias veces con el doctor Servio Tulio Castaños Guzmán, que encabeza la Comisión de expertos creada por el mandatario para estudiar a fondo la situación desde todos los puntos de vista y hacer las recomendaciones de lugar. Esa Comisión ha trabajado mucho y con seriedad. Los resultados comienzan a verse. Los anuncios hechos por el presidente Abinader así lo demuestra. Creo que vamos por buen camino. Ahora bien, una nueva Policía requiere de una nueva sociedad. Los agentes policiales no vendrán de otro planeta ni de otro país, serán dominicanos. Necesitamos de ciudadanos, no de individuos. Ciudadanos que piensen y actúen como tal, que respeten las leyes en todo momento, como también deben hacerlo los agentes policiales. El policía debe ser garante del derecho ciudadano, pues de lo contrario no estará cumpliendo con su papel. Ciudadanos y policías deben convivir respetándose cada quien en su rol social. Lograrlo tomará tiempo, tal vez más del que quisiéramos. Combatir el crimen y el delito nunca será tarea fácil, sobre todo en un país con una deuda social de siglos. A más nivel de pobreza y marginalidad mayor nivel de delincuencia y criminalidad. A menor nivel de pobreza, menor nivel de delitos y criminalidad. Más empleos, más escuelas, más
viviendas, más energía eléctrica, más hospitales, más carreteras y puentes, se traduce en menos crimines y delitos, y por lo tanto, más eficiencia en el trabajo policial.
No debemos olvidar, por otro lado, que la Policía forma parte del sistema de Justicia, que no es, ni por asomo, la justicia. La Policía es un auxiliar de la justicia, no es a lo inverso. Eso debe estar clarísimo en la mentalidad tanto de los alistados como de los oficiales.
Felicito al presidente Abinader por su coherencia haciendo valer su promesa de campaña con relación a la Policía Nacional.
PD: Si yo fuera el presidente Abinader ordenaría la demolición del “Palacio de la Policía” y levantaría en su lugar un hospital, un parqueo público, una escuela o cualquier otra vaina; de igual modo le cambiaria el color al uniforme de los agentes. Tanto el edificio como el color gris nos retrotrae a tiempos nefastos de crímenes, torturas, arrestos ilegales y desapariciones.
PD: Creo correcta la designación del nuevo director de la Policía Nacional, general Eduardo Alberto Then, al que le auguro éxitos, esperando que enfatice la filosofía que el presidente Abinader quiere imprimirle a la institución, sin dejar de combatir el crimen y la delincuencia, respetando el ordenamiento jurídico, y los derechos humanos, por supuesto.
Por Juan TH